No amigos. El título de esta entrada al Blog no trata de un número circense, ni una proeza llevada a cabo por cualquier personaje superdotado en su especialidad. Tampoco se trata de nada inédito, sino que era yo, pobre mortal, quien nunca había visto tal cosa. Se trata del hecho de haber corroborado por mí mismo, que tenemos un sinnúmero de cosas raras en nuestro clima actual. ¡Ayer lo vi claro!. Una rareza que he tenido que cumplir 72 años para poder verla, lo cual quiere decir que no es nada habitual. Algo tan extraño que daba miedo; por ser la primera vez que lo experimentaba y porque nada podía hacerse para eludirlo.
Ya vi otra cosa, extremadamente rara, en mi niñez y que la he contado en varias ocasiones, aunque aquella no daba miedo ninguno. Se trataba simplemente, o no tan simple porque ya no he vuelto a verlo más, de que, estando jugando en la calle con mis amiguitos de 10-12 años, se levantó una tormenta y vimos como venía hacia nosotros una gran tromba de agua.
La cortina de agua era indescriptible pero dejó de avanzar unos metros antes de llegar a donde nosotros estábamos como cortada a cuchillo. Hasta el punto puede decirse que, como si de una ducha controlada se tratara, podíamos alargar la mano hacia donde caía el fuerte chaparrón sin mojarnos el resto del cuerpo. No lo volví a ver jamás...
En esta segunda ocasión, lo sucedido a las 20 horas y 15 minutos de la tarde de ayer, día 14 de Agosto de 2021, no fue nada festivo y sí casi horroroso. Así podría acabar el mundo y quedar todos achicharrados cual indefensos pajaritos...
Mi mujer y yo estábamos en la terraza de nuestra casita de La Ribera. Con una temperatura agradable de 25ºC y ya cansados de tanta televisión, ella estaba entretenida con su cuaderno de palabras cruzadas y yo leyendo un libro. De repente un espectacular chorro de aire caliente del oeste, a más de 100 Km./hora, lo invadió todo, llenándonos la piscina de hojas traídas de Dios sabe donde y abrasándonos la cara y brazos y piernas descubiertas.
Haciendo la casa esquina, salimos a la calle lateral, que linda con la citada terraza para ver de donde venía el fenómeno y el fuerte viento no solo quería arrastrarnos, sino que nos abrasaba el cuerpo. Ante lo inusual de la situación sacamos a la calle un termómetro que teníamos cerca y veíamos cómo el mercurio iba subiendo ante nuestros ojos. Cierto es que no pasó de los 37ºC (12º más de la temperatura que había dos minutos antes) pero es porque subía "lentamente". Teniendo en cuenta como nos quemaba la carne, estoy convencido de que la temperatura llegó a cifras mucho más altas, pero el episodio paró antes de sobrepasar el mercurio los 37ºC. Poco a poco la temperatura del aparato fue bajando. El viento ya no nos quemaba la carne expuesta, pero se quedó en 32ºC y de ahí ya no bajó hasta las once de la noche cuando otro fenómeno extraño se produjo...
Como todos los sábados del verano, estábamos cenando en la terraza del Rte. Mervi de Oropesa del Mar, con poca satisfacción debido a la alta temperatura que reinaba en la zona, azotada por viento de poniente. Hasta ese punto estaba el tiempo de desagradable que el gerente hizo levantar a los ocupantes de las mesas de la parte norte de la terraza y los instaló en el comedor interior, dotado de aire acondicionado. Hecho eso bajo los toldos transparentes de esa parte de la terraza y la mitad de los que miran al mar (este), a fin de que el viento caliente no molestase al resto de clientes. Así fue transcurriendo la cena hasta que, pasadas las 11 de la noche, la bandera azul que hay frente a dicho restaurante dio un brusco giro y en lugar de ondear hacia el sur lo hizo hacia el norte, con la consiguiente bajada de la temperatura. El Paseo Morro de Gos empezó a llenarse de gente, mucha de la cual ocupó en escasos minutos las mesas que quedaban vacías, finalizando la noche con el local abarrotado de clientes.
No me cabe la menor duda de que "el cambio climático" es un hecho irrefutable...
RAFAEL FABREGAT
(*).- El "reventón térmico", o cálido, suele confundirse muchas veces con un tornado, debido a las catástrofes que puede producir. Se trata de una fuerte corriente descendente, que se origina en una nube de tormenta, provocando vientos destructores asociados a temperaturas +10ºC superiores a las que había en ese momento en la superficie de la tierra.
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