Ya tengo más de 70 años y he visitado muchos destinos culturales y de Fé. Son ya tres los viajes a Santiago y también he visitado Lourdes, lugar de peregrinación por excelencia.
No me ha gustado ver que, especialmente en esos sitios, se vive mucho de las creencias de la gente de bien, exprimiendo al visitante.
Como todos los lugares de peregrinación, también Santiago de Compostela es lugar de negocio redondo para todos aquellos que tienen montada una actividad en base a la afluencia de todos aquellos que por su fé, acuden a suplicar la benevolencia del mas allá.
Sin embargo, que nadie crea que esta entrada es una crítica a las instituciones eclesiásticas, ni tampoco a los sufridos trabajadores que en unas jornadas interminables están ganándose el sustento.
No, no es ese el motivo de esta entrada.
Yo he sido toda mi vida currante, escéptico y liberal, por lo que no puedo estar en desacuerdo con estas cosas, los tiros van en otra dirección.
Lo intolerable es que, aprovechándose del Año Santo Compostelano y la gran afluencia de gentes que esto conlleva, se instalen las patrullas de Tráfico escondidas tras los puentes y matorrales (siempre en bajada y mejor si hay curvas y cambio de rasante) para aplastar al sufrido trabajador que hace un sacrificio económico inmenso, más con la crisis que tenemos encima, para acudir a Santiago a dejarse sus escasos dineros.
Que nadie me diga a mí que lo hacen por nuestra seguridad, puesto que a estas alturas ni yo ni nadie se lo cree. La DGT es una entidad económicamente autosuficiente y bien sobrada ya que, al parecer, está prevista para este año 2.020 una recaudación por multas que rondará los 450 millones de euros. (90.000.000.000 Ptas.) Muchos ceros, ¿verdad?. Al Gobierno, si tuviera vergüenza que será que no, se les caería la cara ya que, por lo visto, presionan a la DGT para que aumente la recaudación por multas, a fin de equilibrar el descenso de ingresos por otros conceptos.
Yo, aunque no haya sido para ganar los beneficios del Jubileo, también he viajado este Año Santo a Santiago de Compostela. Además, como ya soy mayor y carezco de fortaleza, tampoco lo hice a pie que es lo que corresponde. Lo hice en coche sí y he vuelto a mi casa con dos multas que suman 400 € y 2 puntos. La primera 100 € por ir (según dicen ellos) a 129 Km./hora por autopista y la segunda de 300 € y 2 puntos, también por autopista, al pasar a 96 Km./hora (también lo dicen ellos) por una señal de 70. Son las normas, lo sé, pero yo no analizo las normas sino las formas, es decir, el fondo de sus intenciones recaudatorias que a la vista están. Una cosa es avisar con su presencia y otra (muy distinta) esconderse para pillar in fraganti a los conductores. En el primer caso mediante cámara situada en uno de los postes de vigilancia de tráfico, en momento de adelantamiento y que siempre he creído debe hacerse rápido a fin de volver rápidamente a tu derecha no entorpeciendo el tráfico. La segunda mediante coche escondido detrás de un puente, en cambio de rasante y en bajada.
En un viaje de casi 3.000 Km., ida y vuelta, las dos denuncias fueron hechas en la provincia de A Coruña. ¿Casualidad?. Está claro que no. Con el dinero que recaudan diariamente, no me extraña en absoluto que hayan instalado sus radares sobre "Mercedes" como el de la foto. No creo que tengan problemas para pagarlos.
Si trabajan por "nuestra seguridad" sería deseable la masiva instalación de radares informativos que avisaran al conductor cuando, en un momento de distracción, pisa en demasía el acelerador. Pero, claro, eso no sería negocio. Lo que las autoridades quieren es justamente lo contrario, quieren que corramos. Por ese motivo esconden los coches policiales tras los matorrales, o en los cambios de rasante y bajadas en curva.
Su único interés es realizar la mayor recaudación posible, motivo por el cual sitúan sus vehículos y radares en los puntos donde el conductor no pueda advertir su presencia.
¿Es eso velar por la seguridad del conductor?. Eso es robar el dinero al contribuyente y abusar de las personas.
Los beneficios de la peregrinación a Santiago no sé si llegarán a mi alma. ¡Las multas si que las tengo ya en mi poder!.
RAFAEL FABREGAT
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