La momia más antigua. 12.000 años. |
Siempre pensamos que hablar de momias es hacerlo de Egipto, pero no siempre tiene que ser así. La historia del mundo es amplia y queda mucho por descubrir. La de la foto es, hasta ahora, la más antigua que se conoce y no es egipcia. La momificación es un rito antiquísimo y, por lo que se ve, practicado en muchos lugares del mundo. Este concretamente procede del sudeste asiático (Papúa) y ocupaba un lugar preferente en una casa de Indonesia. Su antigüedad se estima en unos 12.000 años y, a falta de adelantos, aquellas gentes utilizaban para la momificación el procedimiento del ahumado lento, en vasija.
Hasta ahora se pensaba que las momias más antiguas eran las de Los Chinchorros, descubiertas en el Desierto de Atacama (Chile) en 1917. Éstas se estimaron de una antigüedad de 7.000 años y por consiguiente, también más antiguas que las egipcias. Los Chinchorros procedían de las montañas de Erica y se desplazaron hacia la costa del Pacífico en el 7.020 a.C., ocupando la zona hasta el 1.100 a.C. La complejidad de su momificación nos habla de su culto a la muerte. Algunas se habían momificado de forma natural, pero otras estaban cubiertas de barro. Sin embargo, a partir del 2.500 a.C. realizaron otro tipo de momificación más compleja todavia.
Se trataba de vaciar el cuerpo para posteriormente llenarlo que cenizas, yerbas, plumas, tierra y cuanto tenían a mano. Después se incorporaba la cabeza, previamente cortada para quitarle toda la carne, interior y exterior, y poder secar el cráneo. A la parte de la cara se le añadía una pasta con la que poder modelar posteriormente las facciones del difunto y después se le añadía la propia piel, previamente eliminada. Para los niños se les quitaba toda la carne y vísceras y se vendaba todo el cuerpo, a excepción de la cabeza, que se pintaba de negro, mientras el cuerpo se pintaba de rojo.
Las primeras momias sudamericanas datan, según ADN, del año 5.050. Se las llama "Las momias Negras". Los cuerpos presentan ese color por haber sido pintadas con manganeso. El proceso era muy complejo, ya que primero se le cortaba la cabeza y los piés. Se cortaba la cabellera y se vaciaba, para posteriormente rellenarla de ceniza y yerbas. El cuerpo se vaciaba y se despellejaba hasta dejar solamente el esqueleto. Después se reconstruía todo el exterior con una pasta hecha con ceniza, se colocaba la piel y la cabellera y se pintaba con manganeso. A partir del año 2.500 a.C. las momias no se desollaban, sino que solamente se vaciaban y se pintaban de rojo, previo secado del cuerpo y remodelación posterior.
La cabeza se había cortado para vaciarla y secarla también. Previa reconstrucción de las facciones, se le añadía una peluca de cabello humano y todo el conjunto era pintado de rojo. En esa misma época había, como alternativa, el ahumado de los cuerpos y su recubrimiento posterior con una gruesa capa de arcilla y arena. En este último caso, el cuerpo del difunto se depositaba en el lugar donde había de reposar y ya no se trasladaba a parte alguna. Cada vez el rito era menor, hasta que finalmente los cuerpos ya se trasladaban al desierto, para que fuera la naturaleza la encargada de preservarlos. Había llegado la modernidad...
RAFAEL FABREGAT
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