Por raro que les parezca, la noche del 4 de Octubre de 1582 duró 240 horas. Sí, sí. Ya sé que dirán, ¿pero qué tontería es esa?. ¿10 días en una sola noche?. Pues sí amigos, el hecho es verídico, lo que pasa que para digerir noticia tan espectacular, hace falta una explicación que, naturalmente, les voy a aclarar.
El asunto no fué nada paranormal y suceso tan sonado fue, como casi siempre, cosa de la Santa Iglesia católica. Lo más curioso fue que este suceso no fue general, no fue algo que pasara a nivel mundial. No, no, ¡qué va!. Como si de una maldición se tratara, solo en cuatro países perdió la gente 10 días de su vida. Estos países fueron España, Francia, Portugal y, como no, Italia... Los demás no se enteraron de nada, hasta días después.
Como cada mañana normal y corriente, los gallos cantaron a su hora y nada hacía pensar que de la noche a la mañana habían pasado 10 días, pero así era y nadie podía explicarse qué era lo que había sucedido. La explicación, sin embargo, era fácil o difícil, según se mire. Para mejor comprensión iremos a la difícil y así nos enteraremos perfectamente de lo sucedido... Resulta que los romanos y concretamente el emperador Julio César, copiando a los egipcios, que tenían fama de tener el calendario más exacto del planeta, dividieron el año en 365 días y 6 horas. Lo que no sabía el emperador es que dicho calendario tenía un error de 11 minutos y 15 segundos de atraso frente a la hora astronómica correcta.
El desfase era conocido desde el siglo IV pero al ser tan insignificante lo dejaron pasar. Pero el papa dicidió arreglarlo y ni corto ni perezoso, no solo corrigió la duración del año, sino que arreglo también lo que mal estaba. La diferencia era escasa pero, transcurridos más de 1600 años desde la implantación del calendario, estimaron que la diferencia era de 10 días y la solución era muy fácil de aplicar. Se trataba de saltarse 10 días del calendario y todo arreglado.
"Hoy es lunes, 4 de Octubre de 1582 y mañana será viernes 15 del mismo mes y año".
¡Estupendo!, dijeron todos al enterarse. Máñana vuelve a ser sábado, una semana sin trabajar... Claro que, en aquellos tiempos, eso de no trabajar los sábados nadie lo había soñado todavía.
RAFAEL FABREGAT
NOTA.- Aún así, las cuentas no son exactas y cada 3300 años habrá que anular un "día bisiesto" para actualizarlo pero, hasta entonces, tendrán 2.557 años para hacerlo.
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