La Iglesia siempre ha contado lo que le ha convenido y por eso algunos evangelios de la vida de Jesús fueron ocultados. Se les llama "Evangelios gnósticos" y son aquellos en los que Jesús transmitía a una minoría conocimientos especiales para asegurar su salvación. Una cosa tenemos clara los que creemos en Diós. La primera es que cuanto más avanza la humanidad, cuantos más conocimientos tenemos del Universo y más conscientes somos de nuestra insignificancia, más creemos que "algo superior" tiene que haber. Hasta ahí casi todos llegamos. Pero la segunda cosa, más clara todavía, es que Jesús de Nazaret, fue un hombre como nosotros. Mucho más inteligente, pero hombre de carne y hueso al fin y al cabo.
Un hombre cuyos conocimientos y enseñanzas molestaban a los gobernantes de aquellos tiempos y motivo por el cual lo mataron. Muerto el perro se acabó la rabia -pensaron- pero se equivocaron. Con lo que no contaron los romanos, es que sus seguidores, ya enseñados por su maestro en el arte de la palabra es que, a la muerte del supuesto salvador, nadie quiso volver al trabajo anterior y consideraron más apetecible seguir pregonando sus enseñanzas. Aquella vida no precisaba un talento especial ni riqueza alguna puesto que, allí a donde fueren, siempre encontraban a alguien que les escuchara y creyera en su palabra. No hace falta ser un lince para saber que si aceptas vivir sin lujos y predicar la caridad a los demás, siempre encontrarás adeptos que te escuchen y que te den un plato de comida.
Este último grupo era minoritario pero el más auténtico de todos ellos. Incluso pensaban tener conocimientos excepcionales. Creían que todos los demás estaban compuestos de cuerpo y "hálito vital", mientras que ellos tenían cuerpo y "alma", una especie de espiritu procedente directamente de Diós. Según ellos, Jesús les encargó que viajaran por el mundo revelando esas verdades que eran el camino de la salvación. Esas revelaciones de Jesús les convirtió en conocedores de la verdad. En griego, la palabra "conocedores" se escribe "gnósticos" y de ahí que ellos se consideraban los únicos que eran portadores de la auténtica verdad de Jesucristo. Poseedores de la verdad absoluta, a partir del siglo II d.C. los maestros de este conocimiento sostenían que sus palabras erán las mismas que Jesús había predicado.
Esos textos son la "Literatura Apócrifa del Nuevo Testamento", algo que, según la Iglesia Católica, había que ocultar. La Iglesia Católica fue la primera en rechazar esos textos, apartándolos de los libros sagrados que forman el Nuevo Testamento, hasta el punto de que, con el tiempo ,fueron cayendo en el olvido. Hubieron de pasar mil quinientos años para redescubrirlos. Alguno de ellos se localizó a finales del siglo XIX, mientras otros fueron hallados en 1945 en la localidad egipcia de Nag Hammadi. Esos códices, en papiro, contienen gran cantidad de textos gnósticos que cuentan cómo vivían en los albores del cristianismo. Hoy han subido de categoría. La Iglesia ya no los considera falsos, sino de "origen dudoso". Para el gnóstico nada valía la riqueza y distinciones sociales. Su vida era ascética, en pro de la virtud.
No creemos que hoy tuvieran muchos seguidores...
RAFAEL FABREGAT
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