8 de abril de 2014

1325- PRINCIPIO DEL FIN CARTAGINÉS.

Resulta chocante que hayamos tenido que esperar más de dos mil años para saber qué sucedió para que el declive cartaginés frente al imperio romano en Hispania fuera un hecho irreversible y más chocante aún es conocer el escenario donde se produjo. Se sabía desde tiempo atrás que fue determinante el resultado de la Batalla de Baecula, que enfrentaba a romanos y cartagineses en la provincia de Jaén, pero faltaban datos, muchos datos que ahora se conocen pues ni siquiera se sabía el lugar de la contienda.
Corría el año 208 a.C. cuando, durante la Segunda Guerra Púnica, los ejércitos de Asdrúbal Barca estaban prestos a iniciar el camino hacia Roma en ayuda de Aníbal


Moneda de plata con la efigie de Asdrúbal Barca.
Tras la reciente conquista de Carthago Nova, el general romano Publio Cornelio Escipión decidió acabar con las fuerzas cartaginesas de Aníbal, aprovechando su dispersión y la ausencia del general. El ejército dirigido ahora por Asdrúbal pasaba el invierno junto a la ciudad de Baecula, en el alto Guadalquivir, cerca de Cástulo y de sus importantes minas de plata, ajeno a lo que se le venía encima. 


Cerro de 
Al ser informado del peligroso acercamiento de las tropas romanas Asdrúbal trasladó el campamento a lo alto de la escarpada meseta que había al sur de la ciudad. A su llegada, Escipión se dio cuenta de la ventajosa posición del cartaginés pero, preveyendo que los otros dos ejércitos cartagineses podían llegar en ayuda de Asdrúbal, decidió atacar no sin antes enviar un destacamento a la entrada del valle para impedir la entrada de ayuda. A pesar de la escalada y lluvia de proyectiles, a los romanos no les fue difícil llegar a la posición cartaginesa ya que Asdrúbal no había sabido valorar el ataque y pensaba que era una simple escaramuza, ya que Escipión había ocultado al grueso de sus tropas hasta el momento final.


Cuando Asdrúbal se percató de la importancia del ataque ya era demasiado tarde para hacerle frente, aunque no para escapar. A pesar de que las fuerzas romanas en tenaza estaban a punto de rodearles, la mayor parte de su caravana de suministros, sus elefantes y gran parte de sus tropas pudieron escapar del cerco romano pues éstos se detuvieron a saquear el campamento en lugar de perseguirles. Las pérdidas principales se centraron en fuerzas ligeras y aliados iberos, mientras el grueso del ejército cartaginés y sus dirigentes escaparon sin mayor problema. 

Con aquel ejército mermado, Asdrúbal cruzó los Pirineos y se adentro en la Galia camino de Roma como tenía previsto. 
Recientes hallazgos del Departamento de Arqueología de la Universidad de Jaen han puesto de relieve que el escenario de la contienda está ubicado cerca de la ciudad de Bailén, en las proximidades del pueblo de Santo Tomé, a 60 Km. del antiguo poblado de Cástulo. La antigua ciudad de Baecula se ha identificado sobre el cerro de Turruñuelos, próximo al cerro de las Albahacas. A juzgar por los numerosos hallazgos realizados, allí estuvo sin lugar a dudas el campamento de Asdrúbal Barca y a escasos 4 Km. el de Escipión


Tal afirmación se basa en los más de mil objetos de carácter militar hallados en ese punto. También han sido muchos los restos de armamento, monedas púnicas de la misma fecha y otros muchos indicios que determinan no solo el emplazamiento de ambos ejércitos, sino también su avance y el lugar de la batalla. El historiador Tito Livio relata la Batalla de Baecula e incluso cita que el ejército cartaginés, comandado por el propio hermano de Aníbal, sobrepasaba los 20.000 hombres. Relata así mismo que esta cruenta batalla fue clave para el dominio romano de Hispania y del Mediterráneo occidental, por parte de Publio Cornelio Escipión, el Africano.


Con Aníbal guerreando en Italia contra los romanos, la derrota de las tropas de Asdrúbal en la Batalla de Baecula supuso la rápida huida de los cartagineses hacia los Pirineos y el principio del fin de su dominación en la Península Ibérica. Hasta hace bien poco nada se sabía del escenario de la batalla y, basándose en los escasos datos aportados por las crónicas de Tito Livio, todos pensaban que estaba en las proximidades de Bailén. Tras largos años de investigaciones y ya con la ayuda tecnológica actual se ha determinado el lugar exacto de la batalla que ha resultado ser en el Cerro de las Albahacas, término municipal de Santo Tomé (Jaén).


Cerro de las Albahacas.
Los arqueólogos barrieron previamente el citado Cerro de las Albahacas (40 hectáreas) con detectores de metales durante cinco años, señalizando en el GPS la posición exacta de cada hallazgo. Las tachuelas de las sandalias, medallones, puntas de flechas y lanzas. Eran tantos los restos que allí quedaron enterrados que, a pesar de los 22 siglos transcurridos, el lugar ha sido visitado históricamente por toda clase de curiosos y aficionados a esta clase de objetos históricos. A pesar de ese expolio, tras cinco campañas de prospecciones, los arqueólogos de la Universidad de Jaén ha recuperado 6.123 objetos metálicos, la mayoría de ellos en la parte alta de la colina que es donde tuvo lugar el grueso de la lucha cuerpo a cuerpo.

RAFAEL FABREGAT

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