Urano es el séptimo planeta en distancia desde el sol y el tercero del Sistema Solar en cuanto a tamaño. La fotografía adjunta nos muestra la comparativa entre su tamaño y el de la Tierra. Su volumen es algo más de 63 veces el de la Tierra, con un diámetro de 51.118 Km. Fue descubierto el 13 de Marzo de 1781 por Sir William Herschel.
Urano es también el primer planeta descubierto por medio de un telescopio. La atmósfera de Urano es la más fría del Sistema Solar, con una temperatura media de -205ºC., siendo la mínima de -224ºC.
El planeta Urano ya había sido descubierto y catalogado en el siglo XVII pero fue confundido con una estrella o cometa, a la que se le dio el nombre de "34 Tauri". Tras muchos estudios y comparativas se llegó a la conclusión que Urano era un planeta pero con circulación más alejada que la órbita de Saturno. El día de Urano es de 17 horas y 14 minutos.
Al igual que los demás planetas gigantes tiene sistema de anillos y numerosos satélites de los que hay 27 descubiertos. Su eje de rotación está tan inclinado (97,77º) que los polos vienen a estar en el lugar donde la Tierra tiene el ecuador de tal manera que, vistos desde la Tierra, planeta y anillos se asemejan a una diana. Los vientos pueden sobrepasar los 900 Km/hora.
Urano tarda 84 años y tres días en dar la vuelta al sol, con lo cual el día dura 42 años en cada polo.
Curiosamente, a pesar de estar siempre en penumbra, la temperatura del ecuador es superior a la de los polos sin que se conozca la causa. Tampoco se conoce el por qué de una inclinación tan diferente al resto de planetas, aunque se especula sobra la posibilidad de una colisión con un protoplaneta durante su formación. No se visualiza fácilmente a simple vista y solo con telescopios de 25 cm. o más pueden verse sus nubes y alguno de los satélites.
Pero hay más datos curiosos. La distancia media del sol es de 3.000 millones de kilómetros. A semejante distancia apenas recibe la 400ª parte de la luz que disfrutamos en la Tierra. Sesenta años después de su descubrimiento surgieron discrepancias en las órbitas propuestas por los diferentes astrónomos. Estas diferencias orbitales fueron estudiadas en profundidad llegándose a la conclusión de que solo la presencia de un planeta desconocido podía ser el causante de las mismas.
Cinco años después se descubrió Neptuno y la incógnita quedaba resuelta.
RAFAEL FABREGAT
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