3 de abril de 2014

1321- REYES ESPAÑOLES. Don Pelayo.

CANGAS DE ONÍS. Monumento a Don Pelayo.
Se desconoce la fecha y lugar de nacimiento de Don Pelayo es incierto. Se sabe, eso sí, que acaudillaba a un numeroso grupo de hombres dispuestos a defender su territorio de los moros invasores y que fueron sus mismos hombres quienes en el año 718 premiaron su valor y dotes de mando nombrándolo jefe o caudillo de todos ellos.
La Crónica Albeldense, redactada en el año 881, relata en latín hechos históricos de Hispania y entre ellos cuenta el final de la monarquía hispano-visigoda, la invasión y asentamiento de los omeyas en la Península Ibérica y el nacimiento del Reino de Asturias de la mano de aquellos que capitaneados por su caudillo Don Pelayo inician la reconquista peninsular. Es entonces cuando el relato refiere que Don Pelayo era hijo del duque Favila a quien el rey visigodo Witiza mandó asesinar. Escapando de su posible perseguidor Pelayo marchó a Asturias donde tenía numerosos familiares pero, sintiéndose inseguro, finalmente machó a Jerusalén y permaneció a llí hasta la muerte de Witiza. Al saber que le había sucedido Rodrigo, del que era partidario, Pelayo volvió a la península y se instaló en Asturias, defendió los intereses del rey Rodrigo y hasta incluso luchó con él en la Batalla de Guadalete.


El general Muza golpea a Tarig por desobedecer órdenes.
Tras el desastroso resultado de la Batalla de Guadalete, se refugió primeramente en Toledo para después volver a Asturias y, según cuenta la leyenda, custodiando el tesoro que le había confíado el rey visigodo. Los primeros ataques moros en el norte fueron a cargo del general Muza (712) un viejo con 72 años cumplidos pero de gran coraje y valentía. Todas las familias dominantes de la región claudicaron frente al moro y también la de Pelayo, pero seis años después (718) ya muerto y sustituido el viejo general Muza, Pelayo se rebeló contra los moros con un grupo de hombres bajo su mando e inició la ReconquistaLa rebelión fracasó y Don Pelayo fue detenido y enviado a Córdoba, aunque escapó y regresó a Asturias donde siguió ofreciendo resistencia contra los invasores. 


El abad entrega a Don Pelayo el estandarte.
El general Al Qama fue el encargado de someter a los rebeldes pero sus tropas fueron derrotadas en la Batalla de CovadongaEl propio gobernador militar musulmán Otman ben Neza Munuza, encargado del control del norte peninsular y con sede en Gigia (Gijón) viendo la supremacía de las fuerzas rebeldes intentó escapar hacia la meseta pero, todavía en tierras asturianas fue alcanzado y muerto con todo su séquito y tropas que le acompañaban. Siendo que hasta entonces las tierras se dividían en dependencias protofeudales y el duque era la cabeza visible de su territorio, se entiende que Don Pelayo buscara, tras cada contingencia, regresar a las tierras de Asturias que eran las suyas propias y no a las de sus vecinos los cántabros o galaicos. Casado con Gaudiosa tuvo dos hijos: Favila) y Ermesinda siendo el varón y primogénito el que heredaría el trono. 


Posible destino final de Otman ben Neza Munuza.
Don Pelayo fue quien inició la Reconquista y por consiguiente el primer rey peninsular tras la invasión musulmana. Al divulgarse la noticia de la toma de Gijón por Don Pelayo los cristianos se sumaron a sus tropas convirtiéndose en un gran ejército. Sin embargo Don Pelayo no se estableció en Gijón, sino que hizo de Cangas de Onís su capital. Algunas crónicas citan que Munuza no murió en la emboscada y consiguió escapar hacia los Pirineos. En rebelión contra los suyos fue aliado de los Francos, casándose incluso con la hija del duque aquitano. Esta crónica relata que Munuza fue eliminado finalmente por hombres del Emir en campaña de castigo contyra su persona, a fin de erradicar ideas parecidas en otros comandantes musulmanes que debilitaran el recién creado Al-Ándalus.




Tumba de Don Pelayo y de la reina Gaudiosa.
Don Pelayo falleció el año 737 en Cangas de Onís, donde tenía su corte. Sin embargo fue sepultado en la iglesia de Santa Eulalia, en Abamia, por ser el lugar en el que ya reposaba su esposa la reina Gaudiosa. Todavía se conservan en dicha iglesia los sepulcros en los que fueron depositados inicialmente los restos los reyes. Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León, ordenó trasladar los restos de ambos monarcas a la Cueva Santa de Covadonga, en un hueco natural y dentro de un túmulo de piedra. Le sucedió en el trono su hijo Favila I que tan solo gobernó dos años, desde el 737 al 739, puesto que murió en lucha contra un oso. Como consecuencia de ello ascendió al trono su cuñado. Al estar casado con su hermana Ermesinda, Alfonso I duque de Cantabria, se convertía de ese modo en el rey Alfonso I de Asturias.


RAFAEL FABREGAT


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