¿Cual es el superlativo de extraordinario?. Excelente, óptimo, incomparable, maravilloso, fabuloso... Todo eso y mucho más fué el desfile que precedió al recorrido de nuestra Patrona la Virgen del Buernsuceso por las calles de nuestra villa. No todas las calles, como siempre se había hecho, lo cual fue lo más acertado y que nadie se ofenda por estas palabras. No todo lo que pasó por delante de nuestros ojos podía recorrer la totalidad de las calles del pueblo. Hubiera sido un desastre. Tan magno desfilie era obligado reducirlo a las calles más anchas y fáciles de transitar, sin olvidar en ningún momento a nuestros vecinos del casco antiguo. Estoy seguro que, en acto tan relevante, nadie se olvidó de esa parte del vecindario, sino que se buscó el esplendor de tan abigarrado desfile. Y finalmente... ¡LA FUENTE!.
A todos los pueblos vecinos y collas que desfilaron, dejando patente su destreza y buen hacer, GRACIAS. Mil gracias por colaborar en esplendor de un acto histórico y relevante en fecha tan emblemática para Cabanes. En este punto me congratula señalar, para quien no lo sepa, que la "Muixeranga de l'Algemesí" que también nos visitó, es descendiente de la creadora de los famosos "Castellers catalans", declarados por la UNESCO como Patrimonio lnmaterial de la Humanidad, ya que éstos tienen como origen el "Ball dels Valencians d'Algemesí" del siglo XVIII. Cerrando el desfile, nuestra querida patrona y autoridades, amén de la queridísima y muy destacada Banda Municipal Santa Cecilia de Cabanes, que cerraba tan esperado desfile y visita de nuestra "Barranquera" a su pueblo.
Yo no recuerdo exactamente lo que se hizo en aniversarios anteriores, pero creo que nos hemos superado. El Centenario de la "Traída de aguas a la villa de Cabanes", fue un sinfín de actos tan extraordinarios que jamás podrán olvidarse. Quizás a la juventud actual, bien comida y mejor bebida, les parezca excesivo. ¡¡Que no es para tanto...!! A esos jóvenes de hoy, y por si sus padres no se lo han recordado convenientemente, hay que dejarles patente que dejar de sufrir por falta de agua fue algo tan extraordinario en aquellos tiempos que, por unos días, todo el mundo se olvido de la política, del tiempo y del hambre que seguía retorciendo sus vacíos estómagos. Tenían lo más importante que podían necesitar, agua abundante y de excelente calidad.
Tras siglos de penurias, podían beber y lavarse, ellos y sus ropas, sin que los chorros de nuestra fuente dejaran de brotar un solo momento. Todo se limitaba a ir a la Fuente del Buensuceso y cargar cuantos cántaros precisaran. Acabó el recoger agua insalubre, depositada tras la lluvia, en balsas y aljibes llenos de renacuajos, tras recorrer nuestros caminos y sendas, sembrados profusamente por lo que cientos de burros y mulos depositaban. Algo inevitable por ser los únicos "tractores" que entonces había para labrar unas tierras en las que todos queríamos ser los mejores. Porque entonces había tiempo para todo y especialmente para que todas las plantaciones lucieran sanas y verdes, en campos perfectamente trabajados y sin ni una sola yerba con la que alimentar a un conejo.
Como ejemplo diré que, varios años después de haber arrancado las viñas para plantar melocotones y en un año de excelente cosecha, fuí a casa de mis padres, ya jubilados, y los llevé con mi coche a ver los campos que me habían cedido en su día... Los árboles apenas sobrepasaban los dos metros y medio de altura, pero estaban llenos de fruta casi madura, a tan solo una semana de la recolección. Ellos, sin levantar la cabeza para mirar cosecha tan extraordinaria, se encaminaron hacia tres o cuatro árboles en los que, junto al tronco, se habían escapado unas yerbecitas y se pusieron a tirar de ellas. ¿Será posible? -dije para mis adentros. Así era la gente de antaño. Primero ver el campo inmaculado, después ver como estaban árboles y cosecha. ¡Igual que ahora, en 2025 y Centenario de nuestra Fuente...!
Finalizados los actos programados, Nuestra patrona la Virgen del Buensuceso regresó a su ermitorio, acompañada de numerosos fieles. Porque una cosa es la iglesia y sus servidores y otra muy distinta la tradición de un pueblo. Independiente de las creencias, en Cabanes a la Virgen del Buensuceso se la quiere como a ninguna. Es algo que ocurre en la mayoría de los pueblos, sino en todos. Nuestra Virgen no es una más, porque no es solo la madre de Jesús. Además es patrona de Cabanes, ¡Y nuestra madre!. La de todos y a la que nos dirigimos en caso de enfermedad o desgracia, buscando alivio y protección.
¡Visca la Mare de Deu de les Santes i la Font del Bon Succés!.
RAFAEL FABREGAT
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