No vamos a referirnos al momento actual, en el que todo se sabe y todo se practica. Iremos pues a la época de la lejana civilización egipcia, cuando nada había más importante que tener hijos y que justamente, la cantidad de ellos hablaba de la hombría del macho y de su poderío económico, para poder darles de comer a todos. Y es que, eso de tener muchos hijos estaba muy bién, más aún el placer que era hacerlos, pero poder atender las necesidades de todos no era tan sencillo. Comida había, claro que sí, pero obtenerla solo era posible siendo rico o trabajando como un mulo y a lo segundo no todos estaban dispuestos. Por lo tanto entonces, como ahora, no había más remedio que controlar la cantidad de bocas a las que alimentar.
Papiro Ebers. Biblioteca Universitaria de Leipzig. |
Algo había que inventar ¡y se inventó!, pero su aplicación era difícil, insalubre y desagradable hasta el punto de que no todos estaban dispuestos a practicarla. Porque ¡vaya idea la suya!. Hoy la juventud se ríe de estas cosas porque, como se ha dicho antes, una cosa es hacerlos y otra mantenerlos, especialmente en el siglo XXI cuando sucede que los hijos, quién más quien menos, sopla las velas del treinta cumpleaños en la casa paterna. Pero vamos a lo que vamos... Como habrán imaginado por la foto, se trataba de hacerse con caca de cocodrilo, mezclar miel, machacarlo todo e impregnar con ella un tampón vegetal e introducirlo al fondo de la vagina de la parienta. Por Diós, ¡vaya marranada!. Pues bien, parece ser que era uno de las remedios más practicados, porque casi no había nada más.
Está claro. Los egipcios eran grandes "trabajadores" y sin duda valientes. Porque conseguir la materia prima tenía sus dificultades. No es algo que vas y lo coges y ya está. No, no. Además no es abundante pues el bicho puede estar semanas sin comer. Tampoco ni es fácil de encontrar, puesto que la mayor parte de las veces defeca en el agua. Y acercarse al sujeto... ¡tiene su peligro!. En fin, el que algo quiere, algo le cuesta. La cuestión es que los sabios de la época verificaron la efectividad del producto, puesto que el "ungüento" es altamente espermicida y así lo refleja claramente el papiro de la foto anterior. Un compendio de soluciones del insigne Kaun VI para evitar el embarazo y que explica claramente que altera el Ph de la vagina, haciéndolo más alcalino. Eso sin contar que la sola presencia del producto podría evitar la llegada del seman al ovario.
Había otra solución más fácil de encontrar puesto que en 1860 el egiptólogo alemán Georg Hebers descubrió en Luxor la tumba de el-Assasif, gran médico de la Dinastía XVIII (1539-1292 a.C.) dedicado a la ginecología y que indica la receta para obtener remedio eficaz para evitar el embarazo. Se trata de goma arábiga de fruto de acacia desértica, Dejaret o fruto de algarrobo y dátiles, todo ello en verde, triturado y mezclado en una jarra-henu de miel. Esa mezcla extraña y confusa se aplicaba en la vagina de la mujer y ya podía practicase el sexo. Lleno de todos estos materiales, claro. Y si, aún así, seguías con ganas, lo harías ¿con total tranquilidad?. Pues, ¿qué quieren que les diga?. Yo, tranquilo no estaría.
RAFAEL FABREGAT
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