4 de septiembre de 2025

3215- EN 1859, ¿QUE PASÓ EN EL CIELO?.


Era el 28 de Agosto y  de 1.859 cuando el astrónomo inglés Richard Carrington estaba observando las manchas solares con su telescopio. De forma inesperada, una llamarada blanca lo hizo retirarse instintivamente del aparato. El gran fogonazo apenas duró unos segundos, pero fue suficiente para que quedara grabado en la Historia de la Astronomía como la primera gran llamarada solar observada directamente. Lo que no esperaba tampoco el científico es que, unos días después, le llamasen para otorgarle la Medalla de Oro de la Real Sociedad Astronómica, por lo inusual del hecho atestiguado y comprobado por las autoridades científicas. 


Tanta fue la importancia del suceso que se le dió el nombre del astrónomo en observarla: "El evento Carrington". Naturalmente, lo sucedido era algo apenas conocido, pero no con la potencia de aquellos días. Se trató de la tormenta solar más potente que ha sido conocida hasta ahora. La gran llamarada liberó tal cantidad de energía y plasma hacia la Tierra, que provocó una tormenta geomagnética, con fallos en el sistema telegráfico, circuítos por doquier, incendios y auroras boreales en lugares no habituales. Actualmente unas llamaradas de esta potencia producirían daños masivos en toda la tecnología que usamos a diario y el consiguiente caos global. En los últimos 500 años no hay registrado algo tan potente como lo sucedido en aquel momento. Esperemos que no se repita.


Diecisiete horas más tarde nuestro planeta recibió miles de millones de toneladas de plasma solar. En aquellas fechas la tecnología era escasa y solo afectó al telégrafo que era el principal instrumento de comunicaciones. Las auroras boreales fueron avistadas hasta el norte de Colombia y también en Madrid y Roma. Intensas cortinas de luz en la propia Florida y hasta Santiago de Chile. El 4 de Septiembre de aquel año se reportaron avistamientos de auroras boreales en la isla de Menorca. Las intensas llamaradas solares siguieron hasta el 1 de Septiembre y las erecciones llegaron hasta la Tierra, deformando el campo magnético de nuestro planeta. Coloquialmente se dice que se podía leer el periódico en plena noche con la luz de las auroras boreales, entre rojas y verdosas, que se produjeron.


Este hecho no es algo extraño, sino que se produce contínuamente cada 11 años, pero no con esa potencia. El momento fue casi aterrador, hasta el punto de que muchas personas lo confundieron como el final del mundo. Sin embargo, cuando la erección superó el paso del planeta, el campo magnético volvió a la normalidad. Algo así tendría consecuencias de vastadoras en el momento actual. Estos rayos cósmicos dañarían los paneles solares de los satélites espaciales inutilizándolos. Las tormentas solares de estos últimos años, muy inferiores a la de 1859 también han causado errores en satélites de comunicaciones y otros aparatos eléctricos como la TV o el GPS pero nada que ver con aquella. El punto más débil del paneta serían los paises situados más al norte, como Canadá, Rusia o Escadinavia, ya que es allí donde convergen los campos magnéticos solares.

RAFAEL FABREGAT

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