19 de abril de 2014

1342- LAS COSAS DEL SEXO.

Me decía un empleado marroquí que tuve hace unos años que la mayor parte de los problemas sexuales en el varón se corregirían con un cambio de pareja. Es más, aseguraba que el hombre nunca se hace viejo si la "yerba" del pesebre es tierna y se renueva con la frecuencia necesaria. ¡Vaya con el morito!. 


Quizás deberíamos pensar que otro tanto puede suceder con los "dolores de cabeza" femeninos, lo que pasa es que a ellas, quizás más espabiladas, no se les nota tanto. El varón es, en general, más noble y descarado y, en broma o en serio, tiene menos problema en decir las cosas. Sin embargo mi opinión personal es que ellas nos ganan en todo y también en esto de las relaciones de pareja. Ellas son muy listas y nosotros muy tontos. ¿O no es así?. ¡Pues es lo que hay!.


La prueba la tenemos a la vista cuando una pareja se rompe por causas naturales... Si muere la mujer, el hombre queda destrozado, sin ánimos para nada. Le invade la tristeza, la dejadez, incluso la suciedad y más de cuatro se dejan morir, abandonando este mundo sin enfermedad alguna. Por contra, si muere el marido, no es que la mujer lo celebre con un castillo de fuegos artificiales pero falta bien poco. La viuda se adhiere de inmediato al grupo de "plañideras" que mejor se le acomoda y fin de semana sí y otro también va de compras, sale a comer o a cenar, viaja y acude a bailes y espectáculos de toda índole, cosa que con su marido nunca gustó de hacer. ¿Por qué esto es así?. Pues porque son más listas que nosotros.


La democracia trajo la igualdad entre hombres y mujeres pero, ante la demostración de su superioridad intelectual, el hombre empieza a verla como al potencial enemigo que sin duda es por naturaleza y olvida el tema sexual.  Por una cuestión cultural la mujer ha estado siempre en un segundo plano, pero eso está pasando a la historia. Lo de la sierva sumisa era una pose heredada, incluso enseñada por sus propias madres. En el siglo XXI ya no pide, sino que reclama las mismas oportunidades que tiene el hombre y en todos los campos, también en el sexual. La mujer ya no piensa, sino que habla. La mujer ya no pide, sino que exige.  

La histórica descriminación de la mujer por parte del hombre no es, como pensábamos, una cuestión física entre macho y hembra. El tiempo de los neandertales ya es Historia. Desde tiempos prehistóricos la mujer, en su inteligencia, se vio indefensa ante la fuerza física del macho y quedó a la espera de tiempos mejores. Ni sierva ni sumisa, pero mostrando al marido ese respeto aprendido en su infancia como mejor seguro para una vida tranquila y sin sobresaltos. Es algo ya tan antiguo que incluso ellas mismas se creyeron el papel que representaban. Sin embargo, tras miles de años de aparente sumisión, al menor atisbo de libertad la mujer coge el estandarte y en nombre de la democracia reclama lo que como ser humano le pertenece y también ¿por qué no? el dominio del sexo. 


Alguien puede decir de las mujeres que así se comportan son unas descaradas y hasta es posible que alguien quiera darles peores calificativos, pero no hacen otra cosa más que decir y hacer lo que durante siglos pensaban pero no decían ni hacían. Son tiempos de libertades y es la oportunidad esperada durante tantos años. No se sabe cuanto tiempo durará esto pero, aquí y ahora, las cosas están así. El resultado está bien a la vista. El 50% de los matrimonios se rompen. ¿Por qué?. Creo no estar equivocado si digo que el problema está en que la mujer ya no acepta ser la "esclava del señor", ni tiene por qué serlo claro está. El ama de casa sumisa y abnegada se ha vuelto respondona y no aguanta las imposiciones de nadie. Y hace bien.


Lo que sucede es que en tiempos de guerra no se vive bien. Ni el atacante ni el atacado son felices y es ahí cuando se ponen en marcha los mecanismos de la inteligencia femenina.
  - ¿Como vivo mejor? -se pregunta la mujer.
  - ¿Haciendo valer mis derechos y libertades, o haciéndome pasar por tonta sin estarlo?.
  - Porque el hombre, justamente por falta de inteligencia, es tan tozudo y corto de mollera que, aunque juegue con su bienestar, no baja nunca del burro -sigue reflexionando ella...
Por cierto que, esta lucha entre hombres y mujeres, no se arregla con los años... Y es entonces cuando la mujer, aún pudiendo ejercer sus derechos y libertades, declina hacerlo por el bien de la familia y el suyo propio. No por amor al marido, ¡que nadie se engañe!. Incluso puede que ya no le sirva para nada...


Naturalmente hay algunas mujeres que, negándose a claudicar, quedan solteras y buscan algunas componendas. Otras rompen el matrimonio y la familia, formando otra nueva si se tercia con parecido resultado. Puede que encuentren a un calzonazos que las atienda mejor y las deje dirigir la orquesta, pero a ellas eso tampoco les gusta. Entonces, ¿cual es la solución?. Pues ninguna. La solución no existe. Solo hay que repasar la Historia para darse cuenta de que no hay nada nuevo bajo el sol. En el tema de las relaciones sexuales y del comportamiento entre hombres y mujeres, hace mucho tiempo que todo está inventado. Se trata simplemente de aguantar y de aprender a soportarnos mutuamente. Hoy por tí y mañana por mí. Al fin y al cabo, hombres y mujeres nos complementamos. ¿Por qué desperdiciar la oportunidad de ser felices?.

RAFAEL FABREGAT 

2 comentarios:

  1. Curiosa reflexión, con sus matices.. pero buena ;-)

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    1. Hola Erika. La entrada no es ni mucho menos perfecta. Simplemente se han querido decir cuatro verdades históricas y una reflexión sobre lo efímero de la vida y las complicaciones que hombres y mujeres nos creamos, para nada. La vida no es más que un viaje en el que la paciencia y el compañerismo es indispensable para que acabe felizmente. Todo lo demás utopías, sueños... y los sueños, amiga mía, ¡sueños son!. Un beso.

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