14 de diciembre de 2023

3142- ANIVERSARIO DE BODA.

En esta casa 
el Aniversario de boda se ha celebrado siempre, unas veces por todo lo alto y otras en la más estricta intimidad, según el ánimo y los posibles. 
El de este año, por ser tan especial y por los problemas de salud sufridos en mí persona, con la complicidad y cariño demostrado por toda mi familia, se optó por que fuera escasamente relevante. 
¿Qué quieren que les diga?. Siempre he sido espíritu de contradicción y mientras una parte de quienes llegan a la edad requerida para celebrar las "Bodas de Plata", pasan incluso de nuevo por los altares, pero mi mujer y yo optamos por la discreción mas absoluta. 
Incluso he estado indeciso a la hora de escribir sobre este tema y han pasado algunos días desde la fecha en cuestión y cuya celebración mantenemos en activo con una comida especial desde 1973. 
Claro que las hijas querían otra cosa y se optó por una celebración intermedia.
Han pasado pues 50 años desde aquel día 7 de Diciembre de 1973, más frío de lo que sucede en la actualidad. Como todos saben, cincuenta años atrás el clima era otro y más todavía cuando el sol desaparecía tras las montañas, más pronto que tarde en esas fechas.

Nos casamos a las cuatro y media de la tarde y, siguiendo la costumbre, tras la ceremonia y los parabienes de familiares y amigos, nos desplazamos a Castellón para la foto oficial de día tan señalado y que desde entonces preside el salón-comedor de nuestra casa. Nuestra mala suerte fue que, aprovechando el escaso tránsito de aquellos tiempos y a esas horas, ya noche cerrada, las autoridades de la ciudad ordenaron el repintado de la señalización de las calles 
de la capital haciendo muy complicada la llegada al estudio fotográfico Galart, en la calle de Enmedio. Tanto es así que no llegamos hasta las 8,15 de la tarde y la cena había sido preparada para las nueve de la noche en el salón del segundo piso del edificio de la Caja Rural Nª Sª del Buensuceso de Cabanes, cuyo bar-Rte. regentaba entonces el hermano de mi suegro, Miguel Segarra.

Está claro que los recién casados no llegamos hasta pasadas las nueve y que la noche era fría, pero hay que decir que la llegada fue bastante triste puesto que, cuando llegamos a la plaza principal del pueblo, ubicación del local contratado para la cena, ni una sola persona había en la plaza. Sabíamos de nuestro retraso pero, habiendo cerca de 150 invitados, esperábamos encontrar un cierto movimiento. Fue menos de un minuto y la ausencia de invitados más que justificada, pero nuestra primera impresión fue desastrosa pues, como se ha dicho antes, dicha plaza estaba desierta. Todos sabemos el ambiente de dicha plaza, de noche y en un frío otoño-invierno. Paró el coche frente al edificio que alberga dicho local y de inmediato empezó a salir gente de todos los bares de las inmediaciones, por lo que la normalidad se restauró de inmediato y la cena se celebró con el éxito previsto.

El cincuenta aniversario de esa fecha, todo organizado por nuestras hijas, lo hemos celebrado acompañados por ellas, con un viaje de cuatro días a la capital del Reino Unido y, finalizado el viaje, con una comida de todos los integrantes en uno de los mejores restaurantes del Grao de Castellón, esta vez diferente al que hemos ido acudiendo cada lustro de los que han precedido a estas "Bodas de Oro". En fin, cuando se llega a esta edad no se puede hacer mucho más. Para más inri un servidor se trajo de Londres, además de opíparas comidas en el Pub-Rte. Sherlock Holmes y otros restaurantes de la zona de Trafalgar Square, donde nos alojábamos, un souvenir de cierta importancia, traducido en un resfriado que me tiene, desde entonces, atado al Paracetamol, Strefen y alguna que otra botella de jarabe antitusivo. 
En fin, ¿que os voy a decir que no sepáis vosotros?.

Nada especial, pero tenía yo el gusanillo de visitar el British Museum y aunque nada dije a mis hijas, éstas sabían de mi interés por la civilización egipcia y el conocimiento general de todo lo que los británicos habian expoliado en el mundo de las civilizaciones antiguas durantes los siglos XIX y XX.
Hicimos magníficas fotos de su interior y de mucho de lo expuesto (más de ocho mil piezas de todos los más interesantes lugares del mundo antiguo) no solo de Egipto, sino de Grecia y de muchas de las civilizaciones del mundo antiguo. A las 5 de la tarde, cansados pero contentos por todo lo visitado, acudimos a tomar el "Té de las cinco", en el Rte. del Museo donde dimos buena cuenta de las viandas que lo acompañan. Por cierto, que no tomamos té, sino un chocolate caliente que nos reconfortó agradablemente. Cuando te encuentras en la mitad de la década de los 70-80 años, quien más quien menos tiene achaques que limitan la salud y posibilidades de viajar.. ¡Es lo que hay!.

RAFAEL FABREGAT

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