Sin duda la mía no es palabra de rey pues, como simple mortal, donde dije digo, digo Diego. Y eso que a mi no me gusta mentir. Me refiero al día, no muy lejano, que aseguré que este año ya no volvería a buscar setas. En fin, heme aquí, buscando setas un día más en la localidad de Mosqueruela. Mi segunda patria; el pueblo que me vio nacer como aficionado a la micología y a la que siempre estaré agradecido. Un hombre, también agradecido, de nombre Ramón y pastor de profesión, fue quien me mostró gratuitamente el camino de esta noble afición por la que actualmente hay que pagar, si no quieres arriesgarte a pagar diez veces el premio que la naturaleza te brinda de forma generosa y por tanto gratuita.
Y es que la naturaleza es una cosa y los hombres somos otra y muy distinta por cierto. Mucha es la necesidad y pocas las ocasiones de llenar la olla.
Yo de eso poco o nada tengo que decir. Los pueblos del interior tienen muchos gastos que atender y son pocos los habitantes para correr con los mismos. Debemos colaborar, pues pocos son seis euros para poder dar rienda suelta a nuestra afición. Claro que este año ha sido muy irregular en los hallazgos. Una sola vez llovió en cantidad, aunque tarde y mal. Tarde porque ya estábamos en Septiembre y mal, porque fue mucho en poco tiempo. Después temperaturas veraniegas hasta mediados de Octubre, un mes en el que ya no son fechas para buscar setas en esta comarca, casi toda por encima de los 1500 metros sobre el nivel del mar.
En Mosqueruela hoy, fiesta de la Comunidad Valenciana y a tres días de las Fiestas del Pilar, es tiempo de escarchas o de helado cierzo, de chaqueta polar y chimenea encendida, no de buscar setas en manga corta.
--¿Qué ha pasado? -se preguntarán.
Pues nada. Saliendo de Castellón a las 10 de la mañana y con 26ºC poca cosa se puede esperar, pero nosotros ya no subimos a comernos el mundo sino a pasar el día con nuestra afición favorita.
--¡Vale, vale, pero el resultado...! Bueno, pues poca cosa, para nuestros años de experiencia. Efectivamente hemos llenado la cesta, pero no sé lo que saldrá de ahí después de limpiarlos.
La verdad es que la gran mayoría no estaban agusanados, pero nuestro cuchillo también ha segado la vida de algún muy gordo gusano. ¿Qué esperar con estos calores?. Pues eso. Nos hemos divertido bastante, hemos comido bien y hemos bebido mejor. ¿Qué más se puede pedir?. Ahora, dos horas para limpiarlos, escaldarlos y congelarlos.
Con lo de hoy y los días anteriores, creo que tenemos robellones para todo el año... ¿Se puede pedir más?.
Claro que, antes de despedirme, debo relatar una anécdota que siempre ocurre a los demás. Yo he tenido que esperar a cumplir los setenta años para que me suceda a mi...
Todos los años, en prensa e incluso en algún documental televisivo salen aficionados a la micología habiendo encontrado alguna seta de características extraordinarias.
Pues bien este año nos ha tocado a mi mujer y a mi encontrarla, pero ni prensa y reportaje televisivo. Para nosotros es suficiente haberlo visto con nuestros propios ojos.
El caso es que hemos encontrado dos setas LYCOPERDON PERLATUM (pedo de lobo).
Una de ellas rozaba los 4 Kg. de peso. El otro pesaría algo más de 2 Kg. aunque no lo arrancamos.
Decir, para quien no lo sepa, que esta seta es comestible cuando está tierna (carne blanca) pero hay mucho más... El polvo en el que se convierte cuando madura, tiene un alto poder antibiótico y cicatrizante, motivo por el cual los científicos piden a los buscadores que no los pisen y los dejen en el monte sin recolectar... ¡Qué cosas!.
RAFAEL FABREGAT
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