28 de octubre de 2019

2894- CARACOL ROMPECOCHES.

No amigos, no vamos a hablar de esas garras gigantes, incluso con imán eléctrico incluido, que suelen trabajar en los desguaces donde se convierten los coches viejos en pacas de chatarra para reciclar. No, no es eso. Se trata de algo más simple que nadie podía pensar que fuera tan demoledor. Nada menos que 900 coches de lujo, de la marca alemana Mercedes Benz, muchos de ellos destinados a la Policía australiana, han quedado precintados y nadie quiere hacerse cargo de una factura que supera en mucho los 50 millones de dólares. La compañía alemana los ha exportado a Australia y los ha entregado en el puerto en perfectas condiciones pero el cliente, en este caso el Estado, no quiere hacerse cargo de ellos y menos aún del pago de la factura. El motivo es que están totalmente contaminados.

Se preguntarán ustedes quien ha sido el culpable de tamaña tropelía, ya a buen recaudo pero incapaz de hacerse cargo de los desperfectos. Pues bien se trata simplemente de un caracol. Sí, sí, un caracol. Una especie invasora llamada "Xerolenta Obvia" que probablemente invadiría los vehículos en el aparcamiento europeo de acabado final, donde aguardan hasta ser vendidos. Tratándose Alemanía de un país de pluviometría elevada, no tiene nada de extraño que en determinada época estos insignificantes caracolillos, que en España llamamos "de pato" por ser uno de los alimentos más apreciados por los ánades, se escondieran en los bajos de los coches, e incluso en el propio motor buscando la protección que los vehículos al raso les brindaban. Hasta ahí todo normal y sin nada extraño que pudiera llamar la atención.

Sin embargo visto por el gobierno australiano que los "Mercedes" estaban ocupados por tan poco ilustres pasajeros, frenaron la operación comercial y ordenaron la devolución de los mismos. El motivo no es otro que la catalogación de estos animalitos como "especie invasora", ya que no existen en las antípodas y por lo tanto podría ser una grave problema agrícola y ambiental. Desde su punto de vista, la entrada de estos caracoles en el país podría provocar una expansión que pusiera en peligro la flora y la fauna de Australia. Cuatro puertos australianos tienen estos vehículos en cuarentena, esperando que se organice su vuelta a Europa desde donde proceden. Una vez se habiliten los contenedores herméticos que impidan el "contagio" de los barcos, los automóviles viajarán de regreso a su lugar de origen.

Me pregunto si a la compañía, para ahorrarse gastos, no le interesaría dejarlos en España donde sin duda no les haríamos ascos, si nos los dejaran a mitad de precio... 
Parece ser que el gobierno de Australia es muy escrupuloso en este tema. En los dos últimos años se han incrementado las devoluciones de coches por parecidos motivos. Partidas provenientes de China, Japón y Taiwan fueron devueltas por haberse encontrado chinches en su interior. Cualquier bicho no autóctono, prolifera inmediatamente en su nuevo hábitat y el gobierno ha decidido poner freno a este asunto pues se convierte de inmediato en una plaga de consecuencias desconocidas. De momento el concesionario de "Mercedes" en Australia está investigando el problema que le ha impedido ingresar en cuenta tan sustancioso botín. Sin duda allí no saben lo buenos que están estos caracolillos con una salsita picante. Mmmmmm.

RAFAEL FABREGAT

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