16 de octubre de 2019

2885- VIAJANDO HACIA LA LUZ.

BARCELONA.  Plaza de España.
Viendo lo que pasa en Cataluña en estos últimos tiempos, quienes de verdad amamos a esta tierra que nos ha dado trabajo y cariño, nos preguntamos si de verdad saben hacia donde van. Por motivos de trabajo, quien esto escribe ha viajado a esas tierras, durante 40 años y hasta dos veces por semana, regresando siempre a casa satisfecho con el trato recibido, pero consciente de que el pueblo catalán ha sido siempre complicado comercialmente por estar muy ofertado. Cataluña en general y Barcelona en particular "traga" mucho, pero exige calidad y precio. El pago no es problema porque, al contrario que en otras muchas comunidades autónomas, en Cataluña el que no tiene dinero no se embarca en ningún negocio dejando a los proveedores colgados cuando las cosas se ponen difíciles. 

BARCELONA. Plaza de Colón.
El catalán cuando compra paga y es por ello que, si no le garantizas la mejor calidad y el mejor precio, no vas a vender. Es así de claro y como debe ser. Vista la calidad y ajustado el precio, también te exigirá un servicio puerta a puerta y lo más rápido posible, es decir: el nuevo cliente te sacará hasta la sangre pero si lo acordado te interesa tendrás un gran cliente, el cobro asegurado y una fidelización garantizada. Por mucho tiempo que vayas sirviéndole, nunca te permitirá el menor engaño ni la más mínima libertad unilateral sobre lo acordado en su momento. Confianzas ninguna. Es un trato comercial, no una boda y si no cumples lo convenido te quedarás en la calle y sin derecho a reclamar. Yo así entendía a esta gente y jamás he tenido problema ninguno. Cuanto más claro, más amigos.

BARCELONA. Plaza de Cataluña.
Sin embargo esto no vale para el resto del país, puesto que yo he intentado hacer lo mismo con mis proveedores y siempre he acabado mal con ellos. Esa es la razón por la cual, siendo como es Cataluña una comunidad tan interesante en cuanto al alto consumo y de pago garantizado no está tan sobre ofertada como cabría esperar. Son pocos los que se avienen a trabajar mucho ganando poco. Pero es lo que hay, lo tomas o lo dejas. Claro que yo hace ya 15 años que me jubilé y ahora son mis hijos los que llevan el negocio, supongo que con las mismas reglas y premisas. Sin embargo, aunque nada les pregunto, es de suponer que algo ha cambiado en esa comunidad donde ya nada parece ser como antes. 

BARCELONA. La Sagrada Familia de Gaudí.
También mis antiguos clientes se han hecho mayores y han dejado en manos de sus hijos los respectivos negocios. Seguramente las cosas serán como antes en el aspecto comercial, pero todo ha cambiado en el terreno afectivo y especialmente en el político. Cataluña también exige mucho, tal vez demasiado, en el terreno político y no hay dinero suficiente para tener a todos contentos. Ser político y contentar a todos debe ser poco menos que imposible. De acuerdo con su riqueza, está claro que la región catalana tiene que aportar alguna ayuda a las regiones menos favorecidas y eso, sin lugar a dudas, no será allí muy bien aceptado. El motivo es bien claro. El dinero cuesta mucho de ganar y no hay el por qué regalarlo. 

BARCELONA. Plaça de les Glòries Catalanes.
El resultado de esas presiones económicas y políticas, unidas al despilfarro de algunos de sus gobernantes y a la crisis galopante que todos sufrimos, han sido el detonante que ha hecho pensar a más de cuatro catalanes que siendo independientes vivirían mejor. Las consecuencias al respecto han sido muchas y todas ellas negativas. Para sus políticos y para el pueblo que, engañado por ellos, creen y hacen suyos los discursos de los gobernantes de Cataluña. No sabemos qué se puede hacer al respecto. El resto de España ama y cree en Cataluña, llorando amargamente que sea justamente la ruptura lo que el pueblo catalán pida a cambio de la paz. Los españoles no queremos ver a Cataluña como una nación aparte. Les apreciamos demasiado para ello. 

No concebimos una España sin Cataluña y es por ello que los españoles esperamos y deseamos que todo esto, sin duda provocado por los políticos, pueda arreglarse y llegar lo más pronto posible a un entendimiento justo y recíproco. Nuestro único deseo es que el pueblo catalán sea consciente de cuanto y como se les quiere en el resto de España. Somos hermanos y como tales debemos de afrontar juntos los problemas, buscando el bienestar común. Por favor amigos, arreglad este desaguisado y trabajemos todos a una por un futuro en paz, como único objetivo para el bienestar que queremos para nuestros hijos y nietos. Mejor juntos que separados. Solo con paz y trabajo se hacen grandes los países y nosotros no vamos a ser menos.
Viva pues Cataluña y viva España.

RAFAEL FABREGAT

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