Plaza Mayor de Sigüenza. |
Hoy traigo a este blog el Castillo de Sigüenza, como punto culminante de un pueblo medieval, de larga y brillante historia. En verdad es un palacio-fortaleza, erigido en el siglo XII sobre castillo musulmán, pero hagamos un poco de historia...
Sigüenza ya fue población importante cuando con el nombre de Segontia era enclave celtíbero en los cerros de la margen derecha del río Henares. Posteriormente cartaginesa, fueron los romanos quienes siglos después construyeron un torreón de vigilancia en el mismo lugar que ocupa la fortaleza actual y la ciudad se convirtió en en importante lugar de paso que daría posterior cobijo a los visigodos con capital en Toledo.
Un fatídico día del año 713 aparecieron allá a lo lejos las mesnadas invasoras de Tarik el moro de paso hacia Zaragoza. Prácticamente indefensa, la capitulación de Sigüenza fue inmediata y también la petición de tributos a partir de esa fecha. La ciudad quedó convertida en estratégica medina pero pronto su importancia fue decayendo hasta quedar como pueblo dependiente de Medinaceli. Llegado el siglo IX, el imparable avance de la Reconquista a cargo de los reyes castellanos, indujeron a los musulmanes a ampliar el torreón vigía convirtiéndolo en importante Alcazaba que es hoy monumento histórico de la ciudad, aunque varias veces restaurado y ampliado.
La Alcazaba y su arrabal judio vivía independiente de la Medina Baja, llamada de Santa María, habitada por mozárabes de menor categoría que vivían al amparo de su basílica. Las continuas escaramuzas cristianas fueron mermando la población de la medina hasta casi dejarla despoblada. La primera reconquista de Sigüenza fue en 1085 por Alfonso VI el Bravo pero poco después aquellas tierras fueron reconquistadas por los almorávides. La reconquista definitiva del Castillo de Sigüenza fue en 1124 a cargo de Alfonso VII y de D. Bernardo de Agen, obispo de Sigüenza, un bravo guerrero al que el arzobispo de Toledo le había encomendado la misión de apoyar al rey en la liberación de aquellas tierras.
Parte baja de Sigüenza, vista desde el Castillo. |
Plaza interior del castillo de Sigüenza. |
Antigua puerta de acceso al castillo. |
"Acudieron os vecinos espantados é viendo que non podían entrar, tomaron una cuba vacía e pusieron muchos tosinos dentro é dieron fuego para quemar la puerta".
A los ocupas, que solo eran medio centenar, con los nervios se les cayó el cubo al pozo y a falta de agua echaron una cuba de vinagre y el fuego se reavivó dejando la puerta toda chamuscada.
Esa misma noche los atacantes se fueron por donde habían venido, no sin antes hartarse hasta reventar con las muchas viandas y buenos vinos que el obispo tenía almacenados. Mientras tanto los que habían quedado en el exterior del castillo, controlando la asistencia que se pudiera recibir del exterior, quedaron en ayunas y recibiendo las pedradas de los seguntinos que llegaron en ayuda del obispo. El anciano D. García, que en una noche tan fría y en paños menores se había guarnecido en la catedral, al día siguiente fue devuelto por los seguntinos con pompa y solemnidad hasta su fortaleza. Para que no se repitiera acción semejante, se aprovechó el cambio de la puerta para construir matacanes en las torres que flanqueaban la entrada.
RAFAEL FABREGAT
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