5 de mayo de 2014

1363- LOS HIPPIES DE IBIZA YA SON HISTORIA.

Se ha escrito mucho y de muchas partes del mundo, sobre el movimiento hippie de los 60. Tanto que, incluso los que somos de esa época, llegamos a pensar que había sido un fenómeno mundial. Hoy puedo afirmar que no fue así. Mundiales fueron los intentos de que tales movidas se instalaran en sus respectivos países y, aunque muchos fueron los que hicieron sus "pinitos" para lograrlo, ninguno de ellos alcanzó la popularidad de la isla balear de Ibiza (España) a pesar de no ser los creadores del movimiento. En honor a la verdad hay que decir que el movimiento hippie nació en Estados Unidos y arraigó en la ciudad de San Francisco (California), muy especialmente en el distrito Haight-Ashbury, con la asociación de la Generación Beat y la cultura naturista


Su rápido éxito entre los jóvenes fue debido al rechazo de las normas tradicionales, a la libertad sexual y al uso de drogas. Fue como darle agua al sediento. Un movimiento de tales características tenía el éxito asegurado. LIBERTAD en letras mayúsculas. Lo que la juventud de todos los tiempos siempre había soñado pero que, hasta entonces, no había disfrutado jamás. El mundo había salido poco tiempo antes de varias guerras importantes: la Segunda Guerra Mundial, la guerra del Vietnam y en España un golpe de estado y consiguiente Guerra Civil, ganada por los golpistas, con el añadido de la subsiguiente dictadura que jamás permitió ninguna libertad, menos aún a los vencidos.


Como es lógico y natural las libertades se añoran más en los lugares donde falta y justamente por eso España, concretamente Ibiza, fue lugar de concentración de la Cultura Hippie. Hasta la década de los años 60 Ibiza había sido una isla tranquila, rural, con las estrecheces 
lógicas de posguerra, sin apenas turismo, pero un paraíso de paz y bienestar. Hasta que un buen día aparecieron por allí un grupo de jóvenes barbudos, estrafalarios, que por sus largas melenas los ibicencos les llamaron "peluts" (peludos) y todo cambió en breve espacio de tiempo. A los vecinos de esta isla paradisíaca, en principio les hicieron gracia aquellos jóvenes que rompían normas y monotonía, al tiempo que dejaban algún dinero.


Porque aquellos primeros contestatarios no venían precisamente de familias pobres, sino todo lo contrario. La mayor parte de aquellos jóvenes libertarios provenían de familias acomodadas. ¿Como si no triunfaron en un país dictatorial, con mayor empuje que en ningún otro lugar del planeta?. Porque, se diga lo que se diga, Ibiza no fue el primer destino hippie pero si el de mayores libertades y duración en el tiempo. En Ibiza los hippies no fueron perseguidos, sino aclamados como providencia llegada del Cielo. Porque del Cielo llega todo lo que va acompañado de dinero y libertades. Con ellos llegaron las drogas, la música rock y pop, la ropa informal, la promiscuidad, las comunas libertarias y la buena vida. 


Que Ibiza era el centro mundial del movimiento hippie, fue noticia que se extendió como la pólvora. En tan solo un par de años miles de jóvenes con esas inquietudes invadieron la isla. Las playas se llenaron de nudistas al sol y de fiestas con velas y timbales a la luz de la luna. Los padres cerraron las carteras y, como de algo había que vivir, se inició el trabajo artesanal y el truque, que en poco tiempo se convertiría en mercadillo callejero. Imaginación es lo que les sobraba a una juventud preparada, inquieta y contestataria. Bisutería, pintura, cerámica, cualquier cosa llamativa era válida a la llegada de los curiosos turistas que querían conocer de primera mano aquella libertaria 
forma de vida.


Los turistas fueron bienvenidos, como antes lo fueron los hippies. Traían dinero fresco y abundante, más abundante del que llevaron los hippies. Compraron fincas, construyeron casas y lo invadieron todo. En este mundo nada se lleva a cabo con mesura. O no tienes nada o lo tienes todo. Y los vecinos de Ibiza empezaron a soñar con tiempos pasados, de escasez en paz, empezando a dudar de que los cambios hubieran sido para bien. Los años fueron pasando y aquella juventud hippie, como todos, fue olvidando las guerras. Especialmente la de Vietnam que fue el detonante de este movimiento, cansado de tanta política expansiva y santurronas formas de controlar las libertades ajenas


Ningún bien es superior al de la libertad, la paz, la tranquilidad... Esto último es algo que ya no existe en IbizaEl movimiento hippie fue diluyéndose, como todo se diluye en la vida, pero algo siempre queda. Por duro que sea de digerir para algunos, las épocas represoras quedaron atrás y es el propio individuo el que debe decidir lo que quiere para sí, sin imponer a nadie sus criterios. Esa libertad tiene un nombre. Se llama Democracia, algo que significa "Libertad que no moleste a los demás". No atender esta premisa trae el malestar de los otros, que es el tuyo propio. Calladitos todos estamos más guapos, pero que nadie nos imponga sus ideas porque eso trae el comentario, la réplica y la contrarréplica. Hasta el infinito, hasta la guerra... 

RAFAEL FABREGAT

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