Tomándonos por imbéciles, los políticos...
1.- Practican la corrupción por sí mismos y la permiten a los amiguetes de turno con su silencio.
2.- Gente que no sabe hacer la O con un canuto ha gobernado y gobierna nuestras vidas.
3.- Tomando al electorado por tonto, se predica una cosa y hace la contraria.
4.- Se aferran al poder y no se apean del sillón hasta que la gente les echa aceite hirviendo.
5.- Se nombran entre ellos a dedo, impidiendo la democracia en sus filas.
6.- Predican el ahorro a los demás al tiempo que ellos gastan a manos llenas.
7.- Apoyan al gran capital en detrimento del ciudadano medio.
8.- No hay eficacia en educación y sanidad, ni justicia en sueldos y pensiones.
Se preguntan los políticos...
1.- ¿Qué ha pasado?,
2.- ¿Por qué de repente han perdido la confianza del votante?,
3.- ¿Qué han hecho mal?,
4.- ¿Como es que han aumentado tanto los partidos pequeños?,
5.- ¿Hay un cambio en el comportamiento del votante...?
Pues no señor, que nadie se engañe, no hay cambios, el votante es el mismo de siempre. Lo único que sucede es que estamos hasta los mismísimos... de tanta corrupción, de tanto mangante, de tanta ineficacia y de tanta injusticia. No hemos votado a los pequeños, es que simplemente... ¡no hemos votado!. En cuanto a los aspirantes a sinvergüenzas que el domingo obtuvieron sillón en Europa, que no se equivoquen porque, como no espabilen, su culo no estará mucho tiempo en tan mullidos asientos.
Eso no es para siempre. Están ahí porque los que deberían estar se durmieron en sus laureles y la gente les hemos puesto en su sitio. ¡Y más que les pondremos si no rectifican!. Se acabaron las tonterías. A la gente de a pie nos cuesta mucho aprender pero ¡ojo! porque cuando aprendemos es para siempre. Empezamos a saber cual es nuestro poder... Ponemos, quitamos o nos abstenemos. Tres jugadas con las que se pone a los listos de turno en el lugar que merecen. Si lo hacen bien están para siempre, pero si lo hacen mal se van a la puta calle. Los que ahora se han visto favorecidos también.
La gente no ha cambiado de parecer. Como antes, como ahora y como siempre, hay gente de izquierdas y gente de derechas. Currantes asalariados y currantes de pequeñas y medianas empresas, muchos de ellos simples autónomos que se ganan la vida como pueden. Por cuestiones de fuerza mayor esos autónomos son hoy mayoría. Mientras los políticos alimentan al gran capital para que les apoye y se protegen el culo con pensiones de supervivencia a los desempleados para que no armen camorra en las calles, el autónomo malvive trabajando 15 horas al día para dar sustento a los suyos y para alimentar las arcas públicas, las tetas de las que chupan todos.
Ese votante, con voto habitual del PP o del PSOE, es el que no ha ido a votar permitiendo el acceso al poder a las minorías radicales. Si los dirigentes de los partidos mayoritarios no se han enterado, mejor que se dediquen a otra cosa. Sin embargo no debemos olvidar que esto tiene una doble lectura. También el votante desencantado o el que se abstiene, debe pensar que tales actitudes pueden llevar a un callejón sin salida. Un verdadero desastre para el país y el futuro de las generaciones venideras. Creo que tampoco es eso lo que queremos. Allá cada cual con su conciencia, pero meditemos nuestros actos pues hay mucho en juego. Los que mandan ahora puede que sean basura pero... ¿Y los que quieren mandar?.
RAFAEL FABREGAT
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