23 de mayo de 2014

1384- EL LAGO TITICACA.

El lago Titicaca es, con 3.812 metros sobre el nivel del mar, el más alto del mundo. Está situado en los Andes Centrales, bañando las tierras de Bolivia y Perú. Ocupa una superficie de 8.562 Km2. de los cuales corresponden a Perú el 56% y a Bolivia el 44% restante. Son 1.125 Km. de costa pero escasa profundidad: una profundidad media de 107 metros que puede variar hasta cuatro metros, dependiendo de la pluviometría. Es por tanto perfectamente navegable. Está dividido en dos cuerpos de agua, separados por el Estrecho de Tiquina. A pesar de su altura, tiene una cuenca próxima a los 58.000 Km2. 


Tormenta formándose sobre el lago Titicaca.
Justamente por su altura el clima de la zona es bastante extremo, con importantes tormentas y precipitaciones en verano. La mayor parte del agua del algo se pierde por evaporación. Solo un 5% del agua recibida marcha por el desagüe natural que desemboca finalmente en el lago Poopó, de gran salobridad. Estas aguas, ya en poca cantidad, se pierden finalmente en el salar de Coipasa donde terminan por evaporarse completamente. Este salar tiene 2.218 Km2 de superficie. Con más de 100 metros de espesor, rodea las aguas del lago del mismo nombre que no suele secarse nunca por completo. 


UYUNI. Pequeñas pilas para que la sal vaya secándose.
Cuando en la temporada de lluvias el salar de Coipasa recibe agua en cantidad, desagua en el salar de Uyuni que está unos diez metros más bajo. Con 10.582 Km2. el salar de Uyuni es el salar continuo más grande del mundo, un verdadero desierto que representa una de las mayores reservas de Litio del planeta, aparte las enormes cantidades de Boro, Magnesio y Potasio. Según estimación de los expertos, el salar de Uyuni contiene 140 millones de toneladas de Litio y 10.000 millones de toneladas de sal, de las cuales se extraen cada año unas 25.000 toneladas. Una mina prácticamente ilimitada.


Más 25 ríos desembocan en el lago Titicaca pero su desnivel es tan bajo que las aguas entran en el lago sin turbulencia alguna, como simples meandros que apenas dejan adivinar que se trata de una desembocadura. Abunda allí la vegetación acuática, lo que motiva que proliferen los peces y reptiles, así como las aves que se alimentan de ellos. Son ríos de corta longitud y caudal irregular provocado por las lluvias estacionales. 
En sus orillas florecieron en tiempos antiguos las culturas Chiripa y Pucará que dieron paso hacia el año 200 de nuestra Era a los Tiahuanacotas y posteriormente a los Incas. 
Desde la llegada de los españoles en 1542 el lago pasó a ser gestionado por España y así continuó hasta la independencia de Perú y Bolivia, en 1821 y 1825 respectivamente. Tal como sucede ahora, el lago estaba dividido en dos territorios jurisdiccionales: la Audiencia del Cuzco por un lado y la de Charcas por otro. Hoy es territorio binacional aceptado por Bolivia y Perú en el protocolo firmado en La Paz en 1932.


La población actual de las orillas del lago Titicaca son descendientes de la antiguas etnias Aymaras, Quechuas y Urus, lo que hace que se mantengan estrechas e históricas tradiciones entre ellos. La pesca es factor importante para los habitantes de sus orillas, pero solo en plan de subsistencia. La artesanía textil es también común en los pueblos próximos al Titicaca. Son prendas rústicas de lana o alpaca, multicolores y con reminiscencias precolombinas. En el lago abundan las islas, la mayoría habitadas desde la antigüedad. 

Los habitantes a orillas del lago Titicaca sobrepasan los 2 millones de personas. 
Habitantes excepcionales del lago son la etnia Uru que habitualmente vive en islas flotantes, construidas con la plata de la Totora. Se trata de una planta similar a lo que en España conocemos como Anea, Boga o Espadaña, de gran flotabilidad una vez seca. Con gavillas de esta planta construyen incluso sus embarcaciones de pesca a las que llaman "caballitos de totora". Con ellas pescan o acarrean gavillas de totora de lugares alejados del lugar que ocupan de forma permanente.

La acumulación de esta paja sobre el suelo artificial, de entre 2 y 3 metros de espesor, crea auténticas islas flotantes de superficie ilimitada, sobre las que construyen sus chozas. El hecho de ser flotantes no implica desplazamiento alguno, sino que es una forma de crear solar sin tener territorio. Totalmente sedentarios e indomables, viven de la pesca y algún intercambio con el excedente. Una auténtica fórmula de supervivencia para una etnia que no ambiciona otra cosa que vivir sin ataduras de ningún tipo. Algo que muchos entendemos como vagabundeo pero que quizás sea una filosofía de vida mejor que la del resto de los mortales. Lo que hace la mayoría no siempre es, ni tiene por qué ser, lo mejor...

RAFAEL FABREGAT


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