Pero sigo... Yo no soy de ir mucho por la iglesia, pero mi primera visita en cualquier viaje suele ser a la catedral, si la hay, a los monumentos más destacados y también al mercado central del lugar. ¿Manías?. Pues bueno, manías.
Catedral de Santiago. Tres visitas, dos multas por exceso de velocidad. |
Ir a visitar un destino sin saber nada del mismo es complicado y difícil de comprender, mientras que si vas con la lección aprendida todo es más sencillo y ameno. Todo encaja, todo tiene su por qué. Verlo in situ es solo una forma de corroborar y visualizar lo que ya conocías de antemano. Pero claro, el título de la entrada de hoy habla de mercados y a ellos debemos referirnos sin más dilación. Como he dicho antes, también solemos visitar el mercado del lugar y hasta incluso algún mercadillo de antigüedades, que siempre es interesante.
Bodegas Ysios, La Guardia (Álava) |
Mercado de la Boquería, Barcelona. |
Si voy a Zamora, me acerco a comprar vino de Toro; si es en Astorga, compro sus mantecadas; si en Cáceres el pimentón dulce de la Vera y el jamón pata negra; los judiones de Segovia; los pimientos, espárragos y vino rosado de lágrima de Navarra... Así un largo etcétera que ameniza mis viajes y entiendo que me da a conocer otros gustos y culturas de cada lugar que visito.
Lechazo al horno. CASA DUQUE (Segovia) |
Leche frita. Postre castellano muy, pero que muy rico. |
Mercado Central de Valencia. Estilo modernista. (1914) |
- ¿Es esto la paella? -le pregunté con una sonrisa.
- Si señor. ¡Y está buenísima! -me dice satisfecho.
- Perfecto -respondo- pero llévesela y traígame un entrecot al punto.
Y es que viajando, se aprende una barbaridad. ¡Y sin tener que ir al colegio!
RAFAEL FABREGAT
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