17 de diciembre de 2016

2296- LA HISTÓRICA PÉRGAMO.

Tras la muerte de Alejandro Magno, sus generales se repartieron el fruto de sus conquistas, no sin grandes enfrentamientos y guerras entre ellos. Uno de aquellos generales, Lisímaco de Tracia, quedó como rey de Macedonia, Tracia y Asia Menor, fundando también el estado de Pérgamo y estableciendo en esta ciudad la capital de la región. Para su custodia y gobernación nombró comandante a su eunuco FileteroLa ciudad creció en tamaño e importancia al convertirla en fortaleza en la que guardar sus muchos tesoros. Sin embargo apenas veinte años después Lisímaco se enfrentó a Seleuco I Nikator y perdió la vida aunque no el reino. Le sucedió su hijo Antíoco I Sóter aunque Filetero aprovechó el cambio de rey para declarar independiente el Reino de Pérgamo y apoderarse de los tesoros que Lisímaco de Tracia le había confiado a su custodia.

A falta de descendencia, por ser eunuco, a la muerte de Filetero le sucedió su sobrino Eumenes que reinó como Eumenes I, no sin enfrentarse al seleúcida Antíoco I Sóter, con el apoyo de Ptolomeo V rey de Egipto. A Eumenes I le sucedió Atalo I y durante su reinado Pérgamo destacó como centro artístico y literario, siendo su biblioteca la más importante del mundo, después de la de Alejandría. El rey Ptolomeo VI de Egipto, celoso por la gran biblioteca de Pérgamo, que hacía sombra a la suya, ordenó suspender las exportaciones de papiro a esa ciudad, al objeto de frenar el desarrollo de su biblioteca. Según relato del historiador Plinio el Viejo, lo que consiguió el egipcio fue que se inventara el pergamino ya que, al no disponer de papel como soporte para escribir, tuvieron la idea de hacerlo sobre la piel de animales jóvenes, mucho más resistente y duradero en el tiempo. 

Hijo de Átalo I y de la reina Apolonis, sucedió Eumenes II y a éste su hermano menor Átalo II que se casaría con la reina viuda Estratonice de Pérgamo. Atalo II llevó a cabo numerosas colaboraciones con los romanos que le permitieron la expansión de su reino, llegando a la vejez sin mayores problemas. Murió el año 138 a.C. ya cumplidos los 82 años de edad. Como sobrino suyo, e hijo de Eumenes II, heredó el trono Átalo III que no demostró interés alguno por el trono de Pérgamo y dedicó su tiempo al estudio de la medicina, la botánica y la jardinería. Sin hijos ni parientes cercanos, hizo testamento en favor de la República Romana, a consecuencia de lo cual Tiberio Sempronio Graco, magistrado de Roma, pidió que el tesoro de Pérgamo fuera repartido públicamente a los romanos pero el Senado rechazó la propuesta. 


Un grupo de senadores exaltados lo mató allí mismo junto a quienes le apoyaban. Negándole sepultura, su cuerpo fue arrojado al Tíber. 
En Pérgamo no todos aceptaron el dominio romano y un tal Aristónico, hijo ilegítimo de Eumenes II y por tanto hermanastro de Atalo III, ante la tardanza de Roma en hace valer sus derechos testamentarios, aprovechó el vacío de poder para organizar una revuelta entre las clases más bajas reclamando el trono de Pérgamo y tomando el nombre dinástico de Eumenes III. En principio la revuelta tuvo aparente éxito pero Roma reaccionaría pronto mandando sus ejércitos y al cónsul Lucinio Craso que fue derrotado por Eumenes III en la Batalla de Leucas. El 130 a.C. el nuevo cónsul romano Marco Perperna, que sustituyó al cónsul derrotado, atacó al tracio sin enfrentarse abiertamente y con la estrategia de conquistar sus ciudades una a una. 

Una a una las ciudades fueron cayendo y la revuelta fue finalmente sofocada, siendo apresado Eumenes III el año 129 a.C. en la ciudad de Estratonicea del Caico. Tras aquella derrota final, Eumenes III fue enviado prisionero a Roma donde participó en un desfile triunfal de las tropas romanas, para posteriormente ser estrangulado en prisión. El Reino de Pérgamo sería posteriormente reorganizado como provincia romana en Asia. Por su alianza con el Imperio Romano, parte de aquellos territorios serían posteriormente repartidos con el Reino de Ponto y Capadocia. 
Poco queda de la importante ciudad de Pérgamo. A los pies de sus ruinas contemplamos hoy la actual ciudad de BERGAMA (Turquía), construida sobre los restos de la parte baja de la histórica Pérgamo. Estamos pues, al noroeste de Asia Menor y a 30 Km. de las costas del mar Egeo, frente a la isla de Lesbos. 

RAFAEL FABREGAT

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