Naturalmente hablo de los Mandamientos de la Ley de Dios, pues creo poco o nada en los de los hombres, porque hombres son los que se llaman servidores de Dios y de sus semejantes, predicando aquello que no creen y especialmente lo que no practican.
- Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago.
Esa es su única verdad, pero no quiero escribir una sola palabra más sobre este tema, que no es el que toca ni el que quiero tocar.
El quinto Mandamiento de la Ley de Dios es, simple y llanamente, NO MATARÁS. La definición parece simple y sencilla, fácil de acatar, pero no lo es tanto y no lo es porque en esa aparente sencillez están las leyes del aborto y la eutanasia... que, queramos o no, son dos formas de matar. ¿Qué madre podría matar a su hijo después de verlo nacer?. Sin duda muy pocas. Sin embargo todos los días abortan en el mundo miles y miles de mujeres sin cargo de conciencia alguno.
Queramos o no se mata a un ser vivo, carne de tu carne, tan hijo como aquel que cada día llevas al colegio en busca de instrucción. Para aplacar conciencias se buscan las excusas más triviales y siempre se encuentra alguna que justifica la muerte del ser que se lleva en las entrañas.
- ¿Cómo se puede hacer algo así? -me pregunto.
Pero se hace. Todos los días y a todas las horas, se hace. Unas veces en nombre de la libertad de la mujer, otras incluso alegando que es lo mejor para el no nacido. Yo creo que lo único que se busca es huir de obligaciones y ataduras. Se quiere follar a todas horas, pero sin contratiempos de ningún tipo. No se quieren utilizar sistemas anticonceptivos, menos aún preservativos que resten el más mínimo placer... y después se mata al ser que se ha creado, así, sin ningún remordimiento de conciencia.
Y la eutanasia... ¿Qué pasa con ella?. ¿Es un asesinato adelantar la muerte de alguien que no tiene solución y está sufriendo de forma inhumana?. Si es que hay Dios, ¿cómo puede hacer sufrir a un inocente días y semanas para morir, mientras verdaderos asesinos mueren prácticamente sin enterarse en cuestión de segundos?. Yo pido perdón a los que sin duda discrepan de mi opinión, pero lo de la eutanasia... ¡Para mí la quisiera!. No hace tanto tuve que sacrificar a dos perritos que quería más que a muchos familiares. Me habían dado 15 años de compañía, cariño y alegrías continuadas pero, de repente, como pasa con los humanos, les salió un cáncer de todo punto incurable. No lo pensé dos veces pues no quise que sufrieran ni quería verles sufrir. Un pinchacito de anestesia y una sobredosis después, o así me lo explicaron en la clínica veterinaria. Han pasado dos años y todavía no me he repuesto...
En este mundo, aunque siempre son demasiados, asesinos crueles hay pocos. Muchos son los que merecen el castigo, pero pocos los que son capaces de suministrarlo. Unos porque tienen miedo a la justicia divina y humana pero, la mayoría, porque sencillamente son incapaces de hacer algo así. Si muchos saltamos cuando vemos un camino de hormigas que atraviesan la senda por la que caminamos, ¿cómo vamos a matar a alguien, aunque se lo merezca?. Porque en este mundo hay gente con muy pocos escrúpulos e imbécil además. Gente que, no se sabe muy bien por qué, no dudan en calumniar a una persona haciéndole perder su honra y parte de su vida. Yo, para mí, que son tan imbéciles que ni siquiera son conscientes de lo que hacen. ¿Cómo responder a eso?. Aunque lo merezcan no es bastante motivo para matarles, pero por menos de eso han muerto muchos.
RAFAEL FABREGAT
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