Aunque suene extraño, la Tierra hace millones de años que se hizo habitable, pero muy pocos que está habitada. Costó mucho que los primeros líquenes y más aún las primeras plantas brotasen de lo que otrora fue un mundo de lava incandescente. Pero todo es cuestión de tiempo y paciencia. Llegaron las plantas, de la misma manera que llegaron los primeros organismos vivos, quizás primero en el mar y más tarde sobre la tierra propiamente dicha.
Aún tenía que pasar mucho tiempo para que aquellos seres, primeramente microscópicos, fueran evolucionando hasta la variedad de animales que todos conocemos. De toda esa revolución llegaron también los primeros homínidos y el hombre, pero todavía había de transcurrir mucho tiempo y muchas transformaciones para llegar a lo que somos hoy.
Sin duda, uno de los pasos más importantes de la humanidad fue el periodo neolítico, momento en el que los humanos abandonan la intemperie o las cuevas, para pasar a construir chozas y casas en las que guarecerse con más comodidad. Ya no era solamente cazar o recolectar lo que la naturaleza le daba, sino que ya podía cultivar y sembrar su propia comida y domesticar y criar animales para su sustento.
Sus herramientas de piedra ya no eran solamente talladas, sino pulidas y por tanto más resistentes. También se asocia a ese momento estelar el nacimiento de la alfarería y los primeros metales, con las comodidades que ello significaría para aquellas gentes. La primera región en la que se encontraron pruebas de la transición del cazador-recolector al productor, fue en Oriente Próximo. Los científicos tienen localizado el lugar exacto de la transformación de la humanidad. Sí amigos. Analizando unas pruebas sobre espigas de cereal, investigadores del CSIC han encontrado la prueba más antigua sobre la 'domesticación' de plantas. El hecho sucedió hace 10.500 años en un poblado cercano a la actual ciudad de Swedia, en Siria. Fue sin duda el fenómeno que hizo nacer a la humanidad avanzada que somos hoy. El hombre seleccionó animales, semillas y plantas y los transformó en su propio beneficio dando lugar a una civilización avanzada.
Quedaba atrás aquel primate que se limitaba a comer lo que encontraba, o lo que malamente podía cazar, para convertirse en dueño de su vida y de su despensa. Pronto, incluso, molió aquellas semillas y fabricó su primer pan. A partir de entonces la humanidad ya empezó a vivir en poblados estables cada día mayores, a los que hubo de dotar de leyes y dioses que matuvieran la paz entre aquellas primeras comunidades. Todo aquello, inicio de lo que conocemos hoy, vino a consecuencia del nacimiento de la agricultura y de la domesticación de los animales y su pastoreo. En esta investigación llevada a cabo por el CSIC y la Universidad de Copenhague se ha constatado que lo primero fueron dos tipos de trigo y una de cebada, pero se ha documentado que aquellas gentes hacía ya 1500 años que estaban cultivando variedades salvajes de muy escaso rendimiento, algo que también pudo darse en otros lugares de Oriente Medio. Si embargo fueron los sirios los primeros en seleccionar las semillas, dando lugar al cultivo del 'trigo domesticado'.
Todo esto ha podido conocerse gracias al hallazgo de restos de cereales carbonizados en el yacimiento de Tell Qarassa Norte, zona próxima a la ciudad de Swedia (Siria) que en el pasado estaba situada muy cerca del lago Qarassa. A los sedimentos, con cereales carbonizados por accidente o por método agrícola de aquellas gentes, se les inyectó agua para hacerlos flotar. Lo curioso es que solo los que estaban carbonizados se mantuvieron sin descomponerse durante tantos miles de años enterrados. Tras visualizarlos en el microscopio, la prueba del Carbono 14 determinó su antigüedad. Identificados los granos, tallos y espigas, pudieron constatar variedades muy distintas de las salvajes. Las grandes civilizaciones nacieron pues alrededor del 3.500 a.C. pero eso fue posible gracias a la aparición de las civilizaciones sedentarias que nacieron 5000 años antes.
RAFAEL FABREGAT
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