6 de diciembre de 2016

2283- LOS PICORES DE LOLA MONTES.

Elizabeth Rosanna Gilbert (Lola Montes) nació el 17 de Febrero de 1821 en Granje, condado de Sligo (Irlanda). Hija del militar británico Edward Gilbert y de Eliza Oliver, de ascendencia española, que en el momento de alumbrarla apenas contaba con 15 años de edad. Pobrecita... la madre, claro.
En 1823 su padre fue destinado a la India, muriendo de cólera poco tiempo después. Su madre, que entonces tenía 19 años, se casó de nuevo con otro oficial allí destinado y la niña fue enviada a Escocia con los padres del marido, a fin de que pudiera recibir una educación adecuada. Sin embargo la conducta de la niña se reveló insoportable. Incapaces de aguantar su difícil carácter, a los 10 años la niña fue trasladada a Sunderland donde vivía la hermana mayor de su padrastro, que justamente regentaba un colegio con su marido. La niña, muy guapa, fue bien recibida por sus 'tíos' aunque siguió siendo de carácter indomable, aborreciendo a cuantos la trataban. Un año después la internaban en un colegio de Bath, a fin de que recibiera una educación 'más completa'. Poco tardaría en escapar de entre aquellas paredes donde la disciplina era la primera de las enseñanzas. 

En 1837, con tan solo 16 años de edad, se fugó del colegio casándose con un teniente que la llevó con él a Calcuta. 
Cinco años duró la relación de la pizpireta Elizabeth con el teniente Thomas James. La pareja se separó y la joven se convirtió en bailarina bajo el nombre artístico de 'Lola Montez'
Con este nombre, a todas luces español, hizo su debut en Londres en Junio de 1843 pero la prensa le reconoció como esposa del oficial y la notoriedad resultante, junto a sus trabajos de 'cortesana', estorbaron sus planes teniendo que partir hacia el continente. 
Al año siguiente ya debutaba en París como bailarina, pero con escaso éxito. Sin embargo de entre bambalinas le surgió un romance con el compositor y virtuoso pianista Franz Liszt que la introdujo en mejores ambientes. 
Lola no dudaba en llevar una vida de absoluta 'cortesana' siempre que el personaje conviniera a sus planes y así contactó con escritores, músicos y periodistas que la introdujeron nuevamente en el mundo del espectáculo, presentándose como "Lola Montes, la bailarina española".

En 1846 Lola llegó a Munich y debutó con su espectáculo, siendo despedida por el empresario debido a la mala calidad del mismo. Sin embargo entre el público se hallaba de incógnito el rey Luis I de Baviera con unos amigos y éste, quizás con el efluvio de la bebida que acompañó la cena, fue a su camerino y le dijo a la bailarina si aquel cuerpo tan bello era producto de la Naturaleza o del Arte. Lola Montez que le había reconocido respondió cogiendo unas tijeras y cortando el vestido mostró al rey sus pechos desnudos.
Tras su despido, para ella improcedente, la Montes visitó al rey en su palacio para pedirle justicia. Como era de esperar, Lola salió de allí como amante del rey y con un contrato para el mejor teatro de Munich. Ya en situación privilegiada creció su impopularidad al saberse su intención de obtener la nacionalidad alemana, para acceder a títulos nobiliarios.
A pesar de la oposición de la nobleza, en 1847 el rey la convirtió en Condesa de Lansdfelt, lo cual hizo caer notablemente la popularidad de Luis I de Baviera y el aumento del movimiento liberal que causó al año siguiente la abdicación del rey y el abandono de aquellas tierras por parte de Lola. Un año esperó Lola a su galán en Suiza pero Luis no se presentó y ella volvió a Londres.

En Inglaterra conoce a un oficial de caballería que acaba de heredar una inmensa fortuna y se casa rápidamente con él. Sin embargo pronto llegan informes de su boda con Thomas James y los recién casados tienen que abandonar el país, acusada ella de bigamia. 
El matrimonio se instaló en Francia y más tarde en España, pero a los dos años de convivencia la relación había terminado. Lola marchó a Estados Unidos coincidiendo con 'la fiebre del oro', pero no para cavar. 
Entre 1851 y 1853 actúa otra vez como bailarina y en San Francisco se casa de nuevo con un periodista local, convenciéndolo para que se trasladen al pueblo minero de Grass Valley. El matrimonio fracasó de inmediato pero Lola se quedó en Grass Valley y abrió un Saloon de lujo, donde actuaba cada noche y al que acudían los hombres más influyentes de la zona. Pero lo que nadie podía preveer sucede. Lola sufre un colapso esquizofrénico y abandona California, trasladándose a Nueva York viviendo sus dos últimos años como indigente por las calles de la ciudad. Murió el 17 de Junio de 1861, al parecer de neumonía, a la edad de 39 años, siendo enterrada en el cementerio Green-Wood, de Brooklyn. Había tenido dos hijos pero ninguno de ellos hijos reclamó su cuerpo. Uno dijo no poder desplazarse porque tenía mucho trabajo y el otro estaba en la cárcel.

RAFAEL FABREGAT

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