CENTENARIO DE LA TRAÍDA DEL AGUA A CABANES. (1925-2025)
Edición 3-8-2025.
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ATENCIÓN:
Con el Epílogo de este relato se emitirá Copia del Documento de Expropiación del Agua, para graparla como tapa y contratapa.
El Cabanes del siglo XX, hasta la llegada del agua "dels Pardos".
Los pozos seguían sin dar abasto y la gente y sus ropas se lavaban poco y mal. Afortunadamente llovía más que en la actualidad y todos procuraban recoger el agua de lluvia que se guardaba en la casa como oro en paño. Y así se llegó a la segunda década del siglo XX cuando la presión ciudadana obligó a buscar una solución. Entre mentiras y verdades, en los pequeños pueblos todo se sabe y alguien informó de un manantial de agua de gran calidad, existente en el "Barranc de Ritxer" y con un caudal quizás suficiente.
Hago aquí un paréntesis en este relato para deciros que, empiezo a pensar si no seré excesivamente pesado con tantos detalles, quizás innecesarios, pero es que yo lo escribo con tanta ilusión que vengo a compararlo con un espectáculo pirotécnico. A mí me gusta la Historia de Cabanes y también la pirotecnia, desde el primer cohete o carcasa que sube hacia el cielo y hasta el apoteosis final, que me parece espectacular. Yo lo siento de veras, puesto que tengo claro que vosotros hubierais querido que, en un solo artículo, relatara lo esencial y ya está. Que toda esta parrafada es paja que pocos saben apreciar pero, a mi corto entender, las cosas rápidas no satisfacen a nadie. En fin, esto es lo que hay. Por cierto, bulo o realidad, os adelanto que tal vez este relato, como la pirotecnia, tenga también un final apoteósico, por lo lamentable del caso. En fin, ya se verá. Sigo con mi perorata...
En la parte baja del Barranc de Ritxer están las ruínas del "Molí de Montferrer", (¿quién no ha ido a verlas?), que también molturó el grano y las leguminosas de los cabanenses en tiempos antiguos, con las aguas que por dicho barranco bajaban todo el año.
El caudal no era gran cosa pero dicho molino contaba, algo más arriba, con una gran balsa que acumulaba el agua para moler cuando los clientes querían convertir el grano en harina, para consumo humano o animal y, si no llovía, el caudal mínimo de 20 litros por minuto, la llenaba de nuevo.
Esas aguas, propias del "Racó dels Pardos" y que fueron llevadas a la nueva Fuente del Buensuceso de Cabanes el 27 de Septiembre del año 1925 demostraron, con su análisis pertinente, ser las mejores de toda la comarca pero años más tarde, necesitándose más caudal por el incremento de habitantes y usos, le fueron añadidas las resultantes de unos bancales "d'aiguamoll" proximos a la ermita de Les Santes. El "aiguamoll" son terrenos altamente permeables, normalmente llenos de todo tipo de yerbajos de marjal y hasta de juncos, propio de zonas con agua superficial, con lo cual la calidad del agua de la fuente bajó notablemente. A partir de la llegada del agua, se inventaron unos pequeños carritos con uso exclusivo para acarrear el agua a las casas con mayor provecho del viaje, aunque no faltaban algunas mozas que lo hacían con un cántaro, sujetado a la cadera con el brazo, y por lo tanto un viaje más cansado y menos provechoso, pero lo cierto es que ellas lo hacían gustosas, por ver si podían ver por la plaza al mozo de sus sueños.
En aquellos tiempos las gentes estaban acostumbradas a gastar el agua justa y altamente necesaria... Aparte del lavado de la ropa, entonces ya en los lavaderos públicos y municipales, el uso de agua era el necesario para guisar y beber. Un lavado de cara por la mañana y otro de pies por la tarde al acabar el trabajo y poco más. Como mucho una ducha dominguera, que se llevaba a cabo en el corral; con los piés dentro de un capazo de goma y una regadera con la que alguien, o tú mismo, te echabas el agua por la cabeza. No había más.
Y todo eso, ya teniendo agua abundante en la Fuente del Buensuceso. Las necesidades fisiológicas normalmente mañaneras, el 70% las hacían en el corral del mulo o bajo una pared a las afueras del pueblo, antes del amanecer.
Un 20% de las casas, no más, solían tener retrete, invento consistente en un "pozo ciego" cubierto y con boca rectangular, que se cubría con una tapa de madera. Esa tapa tenía un agujero en el centro y allí se sentaba el personal para evacuar. Si era casa particular, el pozo ciego, no enlucido, absorbía los líquidos y nunca había que vaciarlo. El problema de bares y tabernas era que su pozo, enlucido, se llenaba con frecuencia por los muchos clientes que tenían y había que vaciarlo, siempre a mano, con un cubo, y acarrear el fétido cargamento hasta las afueras del del pueblo, quizás en la riera del Rabatxol, trabajo que unos pocos hacían a destajo.
Se hacía con el consabido carrito del agua pero, en este caso y con una tabla por encima, se ponía una tinaja de unos 50 litros, bien atada con cuerdas para que no volcase. (No quiero ni pensarlo).
Las familias más modernas y con posibles, tenían cuarto de baño, con una plataforma de porcelana en un rincón, con su agujero y las huellas de los pies y con depósito de agua en la pared, o cubo al uso.
Por el tema de los olores no había problema en aquellos tiempos, puesto que todas las casas olían igual. La gran mayoría tenían, próximo a la cocina, corral para el mulo y muchos de ellos con ampliación para la cría de conejos, gallinas etc.
Claro que estos últimos eran solamente los más ricos del pueblo.
Y todo ello junto a la cocina-comedor, separada muchas veces por una simple cortina de tela gruesa.
Puertas había pocas o ninguna en las casas, o sea, que la ventilación no faltaba. En mi casa solo teníamos cuatro gallinas, que en verano no ponían. No me extraña, puesto que su comida debía ser escasa... Si no ponían huevos, no había tortilla. De la misma manera que si no había animales en casa se comía poca carne, puesto que a la carnicería se iba muy poco. Mi padre era cazador y algún conejo (casi) siempre traía. También tordos y pajaritos que cazaba en "L'aveall ó piqueta", entonces autorizada. También con una docena de "cepets", que estaban prohibidos. Con un poco de suerte en Navidad matábamos un pollo o una gallina vieja. El resto del año algo de cerdo: panceta, costilla y poco más. El cordero ni probarlo...
En fin, todo miserias, que pocos reconocen, pero que todos (hasta los ricos) sufrían.
Con la llegada del agua "dels Pardos" algunas casas, que podríamos contar con los dedos de las manos (y sobrarían dedos, porque los pobres también piensan) se pusieron fregadero y grifo en su cocina, que se alimentaba de un depósito de uralita, situado en el terrado y cuya agua había que traer de la fuente, con cántaros que posteriormente había que subir por las escaleras y vaciarlos en el depósito. ¿Era eso una comodidad?. En fin, para que contarles más. Continuará... (el próximo domingo 10-Ago-2025)
Rafael Fabregat Condill
Yo también soy "Pardo" y, además, "Nardo". Nieto de José Condill Pitarch y último europeo en llevar el apellido (Condill) de aquellos irlandeses que, en 1845, recalaron en estas tierras, escapando de la "Hambruna de la Patata", que mató de hambre a más de 2 millones de personas.
Impresionan com ha cambiat la vida difícil de valora per els mes jovens.gracies Rafa.Fede
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