23 de agosto de 2025

3206- EVITAR LOS CATARROS VERANIEGOS.


Cuídate del aire acondicionado o del ventilador. Ni el uno ni el otro son buenos si te sitúas frente a su influencia directa. Cuando una persona se encuentra acalorada o helada de frío, suele buscar el alivio más rápido del que disponga, dígase corriente de aire frío o caliente, según la necesidad. Pues no amigos. Eso nunca es bueno y no se trata solamente del contraste inmediato que busca el receptor, sino del aumento de exposición a las partículas en suspensión. En el ventilador, las que puedas tener en el interior de tu casa (polvo) y, peor aún, las del aire acondicionado que te llegan directamente de la calle, doblemente perjudiciales. Se trata de particulas, que no ves pero que respiras e introduces en tu organismo, algunas veces con el consiguiente catarro o infección de garganta.


La humanidad siempre ha buscado aliviarse de la meteorología adversa. Nos molesta el frío intenso y tanto ó más el calor excesivo. Todo es maravilloso en su justa medida, pero los excesos, además de perjudiciales, son molestos. Cuando eso sucede, todos buscamos el remedio más rápido posible, pero esa rapidez se ha demostrado contraproducente. En la casa, bien está un aire acondicionado suave, indirecto y sin altibajos. Bien controlado viene a ser un "cambio de clima" que da bienestar a toda la familia, pero siempre sin excesos y sin situarse debajo de su influencia directa. A falta de esa comodidad tenemos el ventilador, un aparato económico que crea una corriente de aire que, a su manera, también da un cierto alivio pero que, repito, hay que disfrutar de forma indirecta. En todos los casos el flujo de aire nunca directamente sobre nosotros y menos aún en niños o ancianos.


En las familias modestas, el uso del aire acondicionado se suele limitar al mínimo, por el alto precio de la electricidad pero, quien no tiene trabas económicas tampoco está exento de problemas ya que, el que disfruta sin límites del AA, es bastante probable que los tenga por los catarros y la sequedad de garganta que acompañan a esta comodidad. No hay nada perfecto. Mas de un 20% de los procesos bronquíticos que se presentan a lo largo del año, lo hacen en verano y (casi) siempre por el uso inadecuado del aire acondicionado. Lo ideal es tener instalados los aparatos o potencias que sean capaces de mantener la temperatura requerida en todos los espacios de la casa, pero es caro y difícil en una economía normal y corriente. Saltar de una habitación a otra con 10ºC de diferencia es lo que suele suceder. Otra cosa que resulta conveniente para la persona y su cartera es apagar el aparato al irse a dormir y que la temperatura se adapte poco a poco.


Como se ha dicho, tener una habitación con la temperatura deseada y el resto con 10ºC más elevada o más fría, es motivo, además de las partículas en suspensión, de los catarros mencionados al principio por diferencia tan drástica de temperaturas. El cuerpo humano no está preparado para pasar de frío a caliente, o viceversa, en un instante. Tiene que haber una situación intermedia entre cambios de temperatura y eso no se produce cuando en una vivienda hay estancias frías y otras caldeadas. Para que un AA nos dé la satisfacción que pretendemos, las ventanas tienen que estar cerradas, pero las puertas abiertas a fin de que la temperatura esté más o menos repartida equitativamente por toda la casa..


El AA no es solamente para refrescar tu casa ,ya que también puede calentarla. Como sucede con los coches, se trata de mantener una temperatura agradable en cualquier época del año y según el tiempo que haga. Claro que para eso, no tendríamos que entrar y salir frecuentemente del vehículo ya que, si lo hacemos, ocurre lo mismo que en la casa. Cambios bruscos y elevados de temperatura nunca le van bien al usuario. Dentro del coche 20ºC y 40ºC en el exterior. En fin, tanto con la casa como con el coche, el AA tiene la ventaja de tener filtros que bien mantenidos nos evitan los contaminantes tan presentes en nuestra vida diaria, pero ¿que ocurre con los ventiladores...? Pues que con este método podemos evitar el flujo directo, pero no los contaminantes. El probelma siempre es el mismo: El dinero.

RAFAEL FABREGAT

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