24 de agosto de 2025

3207- UN CASTIGO PEOR QUE LA MUERTE.


Los romanos tuvieron una larga historia y por lo tanto dieron mucho de qué hablar... La gente corriente pasaba todo tipo de penurias, pero también los emperadores acababan su vida pocas veces en su lecho. Traicionados por su familia y por sus hombres de confianza, acababan asesinados muchas veces sin darles tiempo a defenderse. O, cuando les permitieron hablar, ya estaba todo dicho en su contra, ante la algarabía general. Sin embargo, para aquella gente, había un castigo peor ya inventado por los egipcios... Su nombre estaba tachado de todas las escrituras anteriores, su rostro picado en todas las estátuas llevadas a cabo, sus monedas fundidas y sus retratos quemados y sustituidos. En Roma a este acto se le llamaba "domnatio memoriae" (condena de la memoria) algo que, para ellos era peor a la muerte, puesto que era como si nunca hubieran existido.
No era para tanto, el 99,99% nacemos y morimos sin dejar huella alguna...


En un mundo sin redes sociales, el acto se limitaba a borrar de forma deliberada cualquier rastro del personaje, en la Historia. Algo tan importante como las monedas estaba, como ahora, a la vista de pobres y ricos, como recordatorio de quien ostentaba el poder. Si todo eso se eliminaba, en pocas décadas los emperadores quedaban olvidados. Nerón, pese a su popularidad inicial, fue "borrado" de la Historia por culpa de volverse tan extravagante, aunque actualmente se dice que, ni estaba tan loco, ni quemó Roma. En fin, fueron muchos los emperadores que pasaron, por una u otra causa, por ese final y la desgracia del olvido gubernamental. Sin embargo el castigo quedó a medias puesto que sus hazañas e impopularidades sí llegaron hasta nosotros.


El proceso era meticuloso pero, al mismo tiempo, chapucero puesto que estaba ordenado por el Senado o incluso en nuevo emperador que accediese al trono y ni unos ni otro, tenían tal actuación como prioridad. Nada había regulado al respecto y todos tenían mucho que hacer, sobre todo para su propio beneficio. En los escritos, un simple tachón por encima, las estátuas rotura de la nariz o, como mucho, decapitadas y en las incripciones sobre piedra un leve raspado del resalte de las letras que, en la mayor parte de los casos, podía igualmente leerse. Lo dicho, una chapuza que muchas veces se aprovechaba para otro destinatario. Un poco más complicado era fundir las monedas por lo que, algunas veces se limaban y se volvían a acuñar a golpe de martillo. Que fuera imperfecta no le quitaba valor alguno.


El único mensaje era dejar claro que el reo había dejado de ser ciudadano de Roma. Sin embargo el resultado de esta acción era irónico puesto que al "borrarle" quedaba demostrado que había existido. Actualmente, dos mil años después, esas marcas del cincel o el rostro desfigurado de una estátua, le dan un valor doblemente interesante a arqueólogos e hitoriadores. Fracaso rotundo, puesto que se recuerda incluso más a los que se intentó olvidar. No hace tanto, tras las atroces purgas de Stalin, en la URSS, se retocaban las fotos oficiales para eliminar de ellas a los caídos en desgracia. Hoy, con las facilidades que tenemos con las computadoras se reescribe la Historia sin problema alguno. De hecho cuanto más quieres borrar, más publicidad le haces..."El mejor desprecio es no hacer aprecio".

RAFAEL FABREGAT

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