CENTENARIO DE LA TRAIDA DE AGUAS A CABANES. (1925-2025)
Edición nº 9
Colecciónalas para el siguiente Aniversario 2050.
Fueron creadores de la finca del "Racó del Pardos", Francisco Bellés y Vicenta Gauchía, a mediados del siglo XIX y por cuestiones políticas, ajenas a ellos.
Con el fin de sanear las cuentas del Estado y de los Ayuntamientos, en 1836 las propiedades rústicas yermas, las eclesiásticas y las municipales, fueron subastadas quedando las mejores parcelas como propiedad privada de los afectos al régimen: Alcaldes y concejales de los ayuntamientos españoles y con posibilidad de pujar por ellas, lo cual no implicaba que pagaran más, sino todo lo contrario... Fue un "pucherazo", que todavía dura y dura a día de hoy, en pleno siglo XXI. Nada ha cambiado. El mandar no es una vocación. Un porcentaje muy elevado de gente no se enteró de esta subasta hasta que los principales lotes ya habían sido adquiridos por los propios subastadores locales y al precio (mínimo) que ellos quisieron pagar. Alguna de las parcelas de menor interés fue vendida a bajo precio a las familias menos pudientes. Zonas montañosas y premontañosas, según ley, se asignaron de forma gratuita a aquellos interesados en limpiarlas y acondicionarlas para su cultivo. En cuanto a las montañas más elevadas, sin tierra cultivable y sin interés para nadie, quedaron como propiedad municipal pero, al final, se vendieron también por cantidades ridículas a las familias adineradas para posible pastoreo. Pasan los años y los siglos y todo sigue igual. La política es eso, enriquecerse a costa de los demás.
Aprovechando esta coyuntura, Francisco Bellés y María Gauchía, "els Pardos", pidieron y limpiaron la parcela del "Barranc de les Santes" que se conoce como "el Racó dels Pardos" y la dividieron en terrazas, empleando la abundante piedra que encontraron y con ella construyeron sólidas paredes a los bancales y la pequeña masía que convirtieron en su hogar. No fue el trabajo de un año, o dos, sino de de toda una vida.
No tenemos datos de los fundadores de la finca en cuestión. Lo que sí obra en nuestro poder es el certificado de defunción de su hijo y heredero Francisco Bellés Gauchía, que había nacido en 1847 y falleció en 1920, a los 73 años de edad. También se ignora los hijos que tuvieron los fundadores, pero sí se sabe que la finca la heredó Manuel Bellés Gauchía a la muerte de sus padres, quizás por ser el primogénito. En esa fecha Manuel ya estaba casado con María Cubedo Falomir.
El 22-1-1914 Manuel Bellés Gauchía otorgó Testamento, legando a su esposa María Cubero Falomir el tercio libre de su herencia, haciendo constar que para su pago se le adjudicase la casa situada en Cabanes y carrer de Castelló, nº5. Caso de que su valor excediera del tercio legalmente establecido, era su voluntad que se le computase por su cuota viudal. Manifestó también que sus bienes restantes, actuales o futuros, fuesen repartidos a partes iguales entre sus hijos, cuya relación se cita a continuación por orden de nacimiento.
Casados y mayores de edad en esa fecha:
--Teresa, (abuela de Rafael Fabregat Condill)
--Francisco, (marchó a Francia)
--Josefina, (marchó a Barcelona)
--Josep. (se casó en Cabanes))
Solteros y mayores de edad:
--Vicente, (soltero, murió calcinado en Eras, 7)
--Vicenta. (marchó a Francia)
Menores:
--Plácido, (marchó a Oropesa)
--Manuel. (el tío Nelo, padre de Artemio, Manuel y Federico Bellés)
Aunque, todos los interesados en nuevas tierras les habían tachado de locos por elegir tierras en umbría, ellos sabían lo que hacían. La eligieron porque sabían que en ella había un manantial de cierta consideración y que, bien aprovechado, podía servir para convertir aquellas tierras en regadío. El trabajo fue largo y duro pero la compensación quedó patente al criar ocho hijos y, con el excedente, adquirir dos casas en el pueblo (carrer de Castelló, 5 y de Les Eres, 7). El resto es del dominio público, amén de haber sido escrito por un servidor en otro documento anterior.
Continuará... el próximo domingo día 7 de Septiembre de 2025.
Rafael Fabregat Condill
Tataranieto de Francisco Bellés y Vicenta Gauchía.
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