Las religiones se asientan sobre la ignorancia de los demás. Claro que esto es fácil decirlo en el siglo XXI, cuando la información está al alcance de todos. En tiempos antiguos, no tan lejanos, la información, por escasa, valía su peso en oro. Durante milenios se nos ha informado del Diluvio Universal. Una historia imposible, pero curiosa y fascinante, que nadie se paraba a pensar si podía ser cierta. Claro que cuando Noé vino a este mundo, ya hacía miles de años que se hablaba de ello. Todo el mundo sabía que en tiempos antiguos hubo una inundación que arrasó todo el mundo conocido y, curiosamente, todas las narraciones son casi idénticas. La explicación está en "La epopeya de Gilmagesh" un conjunto de cinco poemas sobre el rey de Uruk, buscador de la inmortalidad, escrita hacia el año 2500 a.C.
La moraleja de esa narración escrita en Sumeria, una región mesopotámica entre el Tigris y el Eúfrates, es que en esos tiempos a Noé le faltaban muchos siglos para nacer. En aquellos tiempos el mimado de los dioses fué un tal Utnapishtim, que recibió el consejo divino de construir un barco, a fin de salvar a su familia y a los animales domésticos que poseían ya que, como todos podemos comprender, todos los que hay en la Tierra no caben, ni siquiera en mil barcos actuales, de los de mayor calado. Esta versión dió mil vueltas por todos los rincones habitados del globo terraqueo y aunque cada cual la contara a su manera, todas tenían una base común. Ese es el motivo de que unos y otros, todos los relatos tienen como base la inundación de las tierras conocidas, que en aquellos tiempos giraban alrededor de Mesopotamia y los citados ríos Tigris y Eúfrates. Incluso se cree que el exilio del pueblo judío de Mesopotamia ya se formó justamente en esa época.
Más allá de todos estos relatos literarios antiguos, nos preguntamos si realmente existió dicho Diluvio. La verdad absoluta no puede saberse y de eso se valen las religiones pero, aunque mil veces tegiversado, parece ser que un episodio similar, tuvo lugar en algún momento de la historia del mundo. Claro que no de la forma que nos cuenta la Biblia, sino una catástrofe, dígase inundación a gran escala y limitada exclusivamente a esta parte del mundo, dígase Mesopotamia y alrededores. En la década de 1920 el arqueólogo Leonard Woolley, excavando en la ciudad sumeria de Ur descubrió una capa aluvial de dos metros de grosor que sugiere que en algún momento de la Historia una crecida catastrófica del río les obligó a huir, a riesgo de perecer. Este hallazgo se ha repetido en otras áreas de la Baja Mesopotamia, lo que indica que este hecho no fue único, sino repetido en un espacio de tiempo relativamente próximo.
Las investigaciones modernas indican que en el cuarto milenio a.C. se produjeron varias catástrofes, derivadas de cambios climáticos extraordinarios que provocaron grandes desbordamientos de los ríos y que convirtieron los valles en mares temporales, que coincidieron con la desaparición de la civilización sumeria. Estos suelos, inundados por las aguas del golfo Pérsico, provocaron la salinidad de la tierra y el desplazamiento demográfico hacia el norte de Mesopotamia. Nada tiene de extraño que, en su ignorancia, los agricultores de la época consideraran que se trataba de un castigo divino puesto que, para ellos constituía la destrucción del único mundo que conocían. Todo esto nos aclara que, por muy adelantados que nos creamos, siempre estamos en manos de la naturaleza y que los humanos tenemos gran facilidad en convertir las tragedias en leyendas.
RAFAEL FABREGAT
Qué no se olvide que la religión es la única que maneja al hombre como quiere..
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