1 de septiembre de 2019

2849- EL ESPÍA LINGÜÍSTICO.

Malos tiempos. Vivimos momentos de crisis, con mucha gente en el paro y quien trabaja apenas puede acabar el mes. Los que pueden encuentran algo en lo que complementar la nómina oficial, piden que mejor si es "en B". Sí amigos. Cualquier complemento es poco y por tanto bien recibido. Incluso algún jubilado tiene que hacer alguna chapuza para poder subsistir. Todos no cobran los 1.100 € de pensión media que nos cuenta el Gobierno. Eso es la media, en la que entran pensiones de 3.000 € o más, pero también hay muchas que no llegan a 600 €. Todos sabemos que, en los tiempos que corren, con 600 € no se puede pasar el mes. Porque todo no es malcomer. Hay una serie de gastos fijos imposibles de soslayar, así como otros gastos extraordinarios, variables e inesperados, que siempre están ahí. Cuando no es una cosa es otra, pero no hay mes que no haya alguno de estos gastos extras.

Bueno, no sé por qué llamo extraordinarios a unos gastos que son tan seguros como los fijos. Recuerdo perfectamente tiempos de auténtica escasez, en la posguerra, en la que no había otros gastos fijos que no fueran la luz y la Contribución. Sin agua en las casas y con un buen porcentaje de la comida de cosecha propia, las 17 pesetas del recibo de la luz (el mínimo) se hacían cuesta arriba, pero ¡ay amigos! cuando se acercaba el momento de pagar los recibos de la Contribución... Entre unas cosas y otras, las casas de los pobres tenían que preparar alrededor de las 100 pesetas y todo eran blasfemias y maldiciones. Ahora nos quejamos y con razón pero, el que quiere trabajar, siempre va saliendo a flote. Como he dicho antes son muchos los que trabajan en varias cosas y suman (en A o en B) un sobresueldo necesario para que la familia pueda seguir adelante y subsistir.

Quienes no tienen esos dobles sueldos "pescan" también todo tipo de ayuda social y alguna ayuda en especies, que también complementa el gasto mensual. Últimamente, ha ganado en presencia escolar, secundaria y hasta incluso universitaria, la tipificada como "el espía lingüístico". Se trata de elementos maquiavélicos, normalmente profesores que, pagados por Cataluña, se dedican a espiar que la enseñanza del catalán no decaiga en los colegios de su región y de aquellas que ellos califican como "Paísos catalans" (Paísos catalanes) y que tienen previsto anexionarse. Por extraño que parezca, esta gentuza no se conforma con independizarse (si pueden) de España, sino que además quieren anexionarse también al antiguo Reino de Valencia y al Reino de Mallorca. A su buen entender, la lengua vehicular es primordial, para diferenciarnos y para conseguir algún día esa independencia del Estado.

Claro que esa independencia no es solamente un objetivo político. Es también el "complemento" de ese sueldo que se nos antoja precario. Ese sueldo de maestro o profesor que con tanta envidia miramos desde fuera, también les resulta insuficiente y el sobresueldo de "espía o ejecutante" redondea sustancialmente la economía de esa gentuza que, en lugar de estar enseñando matemáticas a sus alumnos, de dedica a espiar lo que hacen sus colegas, o a implementar en su clase el tema de la lengua y la política independentista. "Adoctrinament" o inmersión lingüística, se llama. Sobre el papel hay determinadas materias que deben enseñarse en la lengua vernácula, pero hay muchas otras que son en castellano u optativas, Ahí es donde algunos se ganan el sobresueldo y se aseguran además el estar en los primeros puestos a la hora de un posible ascenso en el escalafón de la enseñanza y en su cuenta bancaria. No es necesario creer, sino actuar. Y, claro, si puedes ganar más, trabajando menos...

RAFAEL FABREGAT

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