10 de septiembre de 2019

2857- ERMITA DE SAN SATURIO.

La tradición nos cuenta que en el siglo VI un noble soriano, de nombre Saturio, al morir sus padres repartió sus riquezas entre los pobres y se convirtió en eremita aprovechando una cueva que había junto al Duero. En aquel sobrio y reducido lugar fundó un oratorio a San Miguel Arcángel y vivió místicamente durante los más de 30 años que le restaron de vida. Se estima que murió alrededor del año 570.
Si hemos de ajustarnos a lo estrictamente documentado, la primera noticia del ermitorio de San Miguel de la Peña, posteriormente San Saturio, data del año 1.148. Debemos suponer que, como suele ser habitual, la evolución del oratorio debió ser extremadamente lenta, dado el poco interés de los eremitas por la exaltación de sus obras. Varios milagros se atribuyeron al santo. 

La leyenda nos cuenta que en cierto momento Saturio vio a un joven que pretendía cruzar el río a nado en un momento en que la corriente era muy importante y advirtió al joven del peligro. Sin embargo el joven no le hizo caso y llegó a la otra orilla con la ropa seca. Saturio lo acogió como discípulo y se encargó de instruirle hasta su muerte. Prudencio, que así se llamaba el joven, se encargó de enterrarle y promovió la creencia en el santo. Con el tiempo, aquel joven llegaría a ser obispo de Tarazona y santo también. Otros eremitas siguieron las enseñanzas y forma de viva de Saturio y finalmente una pequeña ermita vio la luz en aquel intrincado paraje. Sin embargo los materiales eran pobres y las reparaciones constantes, pero todo eso había de cambiar en el primer cuarto del siglo XVII. 

La devoción al eremita creció hasta el punto de que, en 1.628 fue nombrado por aclamación popular patrón de la ciudad de Soria encargándose las autoridades, a partir de ese momento, del mantenimiento de la iglesia. Ante la mala calidad del ermitorio, el año 1.694 la ciudad de Soria acordó edificar la nueva iglesia de estilo barroco que actualmente podemos contemplar. Las obras fueron dirigidas por Don Juan Antonio Zapata, responsable de las antiguas pinturas que la antigua iglesia guardaba en su interior. 
Los vecinos de Soria fueron invitados a participar y entre todos consiguió levantarse este templo, en cuyo interior se encuentra la gruta que dio cobijo al santo soriano. El año 1.704 finalizaron por fin las obras y a partir de ese momento las visitas aumentaron puesto que los restos del santo fueron trasladados al altar mayor de la ermita donde se veneran desde entonces.  La iglesia se encuentra colgada sobre un roquedal a orillas del río Duero pero el rico paisaje del lugar la convierte en un lugar incomparable. El conjunto está formado por varias grutas naturales sobre las que, a lo largo del tiempo, se construyeron las diferentes ermitas. El culto y patronazgo de San Saturio fueron ratificados en 1.743 por el Papa Benedicto XIV. En el interior de la ermita impresionantes pinturas al fresco narran la vida de San Saturio, así como el sepulcro en el que descansó el santo hasta su traslado al Altar Mayor. La visita de esta ermita incluye la cueva y varias estancias, finalizando con las tranquilas aguas del Duero, frenado por el embalse de Rábanos.

RAFAEL FABREGAT

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