11 de septiembre de 2019

2858- VOLANDO EN LOW COST.

¡Vaya asco ser pobre...! Y si eres pobre y viejo, ya ni te cuento. La verdad es que no sé lo que es volar en Primera Clase ni tampoco en una compañía líder. Siempre que he volado ha sido en clase Turista y para enlazar con cruceros, circuitos vacacionales o con el IMSERSO. Tanto en unos como en otros los vuelos no son pura basura, pero tampoco como para tirar cohetes. No he volado nunca por mi cuenta y por lo tanto no he elegido Compañia aérea ni clase del billete. De todos modos no soy rico y por lo tanto, de poder elegir, tampoco hubiera elegido sin duda primera clase. Digo todo esto porque tanto en el personal de tierra como en el de vuelo, las azafatas suelen quejarse del tipo de personas que viajan en low cost. No por el hecho de ser pobres, que también, sino por la escasa educación de esta clase de clientes. 

Está claro que los ricos, además de dinero, tienen clase pero no siempre educación..
Yo creo más bien que, entre los pobres, también hay gente sufrida y/o educada que aguanta lo de Dios es Cristo. No solo son gente educada los ricos, donde todos sabemos que abunda también la "basura". Gente correcta e incorrecta la hay en todas partes y en todas las categorías sociales. Desde luego es incuestionable que la gente pobre suele tener una educación básica y poco más, pero en las últimas décadas esto está cambiando. Los pobres mandan sin duda a sus hijos a Institutos y Universidades públicas, puesto que su economía no les permite acceder a los colegios privados, a no ser que sean concertados. Aún así el tema de la educación ha mejorado mucho, eso sin contar que los depredadores nacen, no se hacen.

 El maleducado no es siempre el que tiene menos estudios, sino el que ha nacido con los genes correspondientes a un abusador y sinvergüenza. Que además de no tener educación sea un malcriado es tema aparte que, naturalmente, suma en la cuenta de lo negativo. Cuando uno tiene una cierta categoría social o una abultada cartera, te llevan a una sala VIP y te ofrecen entretenimiento y la mejor copa para que esperes cómodamente la salida del avión. Entre algodones te llevarán después al avión y, por supuesto, a una parte de éste donde todo son agasajos y amplios y mullidos asientos. Eso sin contar que normalmente estos aviones no suelen tener retrasos significativos. Sin embargo el viajero low cost, tendrá aguantar casi siempre retrasos, acceder al avión muchas veces con una "jardinera" (bus-lanzadera) y subir por la escalerilla de acceso. 

Además el avión será más pequeño y más aún el espacio para las piernas. Eso sin contar además que has de pagarte hasta el agua si tienes sed. En fin, son las cosas del (escaso) dinero.
Yo he sufrido retrasos de hasta siete horas, más las tres reglamentarias de anticipación en aeropuerto. Nos compensaron con un vale de 38,-€ por persona para que cenáramos gratis mientras esperábamos la salida, pero no compensa la espera. El vuelo era a Sevilla, donde llegamos a las dos de la madrugada, más un traslado en autobús a Huelva. A las cuatro llegamos al hotel, donde nos esperaba otra "cena fría" para que, al menos, no nos fuéramos a la cama con hambre, pero seguimos sin compensar el retraso pues al día siguiente estábamos hechos polvo. 

Con 38 euros no se paga la tarde completa pasada en el aeropuerto y la pérdida de las horas de sueño. Tampoco con 76 €. Era éste un viaje del IMSERSO, motivo por el que nadie se movió con rapidez a buscar soluciones ante un avión con problemas. Nadie era allí VIP. A la sexta hora de espera los ánimos empezaron a caldearse. Los gritos y maldiciones se oyeron por todo un aeropuerto ya vacío de pasajeros, todos ellos ya volando o en destino. La algarada fue de tales dimensiones que provocó la llegada de la Guardia Civil que nos atendió respetuosa. De inmediato se preparó para nosotros un grandioso avión de vuelos intercontinentales que había aparcado a casi 2Km. de la Terminal. Siete azafatas pululando entre los dos pasillos agasajando a "los vejetes", ofreciéndonos de todo ¡y gratis!. Demasiado tardamos en rebelarnos...

RAFAEL FABREGAT

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