Se trata de Barbegal, el molino de harina más grande del mundo y de casi dos mil años de antigüedad. Nada menos que 16 molinos de harina consecutivos, 8 en cada lado de una escalera central cubierta, a lo largo de la cual discurrían en dos canales paralelos las aguas del acueducto de Caparon que desembocaban en los saetines o seguían hacia Arlés.
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| Acueducto de Arlés y molinos de Barbegal. |
Este acueducto llevaba también el agua a la ciudad de Arlés, a 13 Km. de distancia, franqueando el valle mediante arcos.
El agua, proveniente del Ródano, llegaba a los molinos con una caída de 20 metros, moviendo un conjunto de 16 ruedas de dos metros que, a su vez, hacían girar una piedra de 90 centímetros en cada molino.
Se estima que cada uno de los molinos podía moler 180 Kg. de trigo por hora, o sea, tres toneladas en total, producción ocho veces mayor a las necesidades de la ciudad.
Sin duda este complejo industrial sería de gran importancia económica para la comarca, ya que con la producción sobrante abastecerían a otras ciudades relativamente próximas.
Hasta 1940 las ruinas de este grandioso complejo industrial estuvieron abandonadas y sin que nadie pudiera explicar el uso que habían tenido en su momento.
Se han encontrado más de cuarenta molinos romanos hidraúlicos a lo largo de lo que fue el Imperio Romano, pero es extremadamente raro encontrar molinos múltiples y, desde luego, ninguno como el de Barbegal, con 16 molinos alimentados con un mismo caudal de agua.
Los griegos ya dispusieron ingenios semejantes para aprovechar la energía hidraúlica, pero fue en el siglo I a.C. cuando el ingeniero y arquitecto romano Marco Vitrubio documentó por primera vez el funcionamiento de la noria vertical y su aprovechamiento en muelas de grano, ruedas de afilar, martillos basculantes, poleas, etc.
RAFAEL FABREGAT
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