31 de agosto de 2019

2848- TRABAJAR PARA VIVIR.

Con mi padre y mi madrastra.
Aquí nadie trabaja gratis, ni es capaz de fabricar una simple escoba sin la ayuda de decenas de personas que, con todo el derecho, quieren ganarse el sustento. En mi casa, ya desde el año 1929, nos hemos ganado la vida haciendo escobas de palma. Sí, esas de mango de caña y palmito silvestre de las montañas, que ya debieron usar los españoles del neolítico para tener limpia su cueva. Oficio de pobres. Cuando dices cual ha sido el oficio que ha permitido ganarte la vida, muchos suelen poner una sonrisa condescendiente, pero a mí me ha valido. Sin embargo pongo este ejemplo, para que se den cuenta de que, hablo de uno de los elementos más simples del mercado. Penúltimo peldaño de la escalera industrial, pero que resulta imposible para una sola persona, al menos de forma industrial. El último peldaño era sin duda la fabricación de capazos, también con pleita de palmito silvestre. Sí amigos. No lo parece, pero una escoba es algo más que un trozo de caña y un puñado de palmas... Por de pronto necesitas alguien que te proporcione las cañas que no hay cerca de ti, en la cantidad necesaria. Las cañas no son todas buenas, puesto que las demasiado finas no sirven y las demasiado gruesas no se acomodan a la mano del ama de casa.

Hay que encontrar cientos de proveedores que corten las cañas de su cañar, las seleccionen y las aten en garbas y las pongan a pie de camión para que puedas comprarlas y llevártelas. Por supuesto, las que valen para hacer mangos de escoba no son más allá del 20%, motivo por el cual hay que buscar comprador para los tamaños restantes y desperdicios que se dedicarán a otros menesteres como la agricultura o para hacer cañizos, etc. Bien, ya tienes las cañas, pero hay que contratar los servicios del camión que las lleve a tu casa y operarios que corten los mangos. Claro que cortar los mangos no tiene nada de fácil, pues hay que seleccionar una vez más los grosores y eliminar las cañas o la parte de ellas que esté torcida. Ningún ama de casa quiere barrer con una escoba que tenga el mango torcido...

El taller de mi padre.
Una vez seleccionados y cortados, los mangos deben atarse en fajos de 50 unidades para controlar en todo momento el stok. Antes de almacenarlos ha de esperarse también a que pierdan el agua para que no se enmohezcan y se pudran. Cuando todos estos trabajos estén debidamente realizados y hayas pagado a cuantas personas han intervenido, es cuando tienes una de las partes del material. Habrá que buscar ahora a una persona que contacte con propietarios de fincas rústicas en donde se críe el "palmito silvestre", variedad de palma que solo se cría en las montañas próximas al Mediterráneo que no tengan arbolado. Es planta que necesita mucho sol, por lo que no suele salir en lugares sombríos o debajo de los árboles. Esa persona (ojeador) contactará con los propietarios, buscará quien quiera segar la palma y tras su correspondiente secado y agavillado, contrará también el camión que la lleve a tu almacén.

Rafael Fabregat
Estos ojeadores no intervienen en el trabajo de preparar la palma, pero sin ellos es imposible reunir el material suficiente para todo un año de trabajo en fábrica. Tras pagar religiosamente a todos, ya tienes en tu casa lo fundamental para poder hacer una escoba. Bueno, no todo. Hay que contactar también con la fábrica de alambre y puntas. Las puntas puedes comprarlas en cualquier parte, pero son caras. Hay que buscarlas en la trefilería donde te hacen el alambre o en alguna fábrica donde conviertan el alambre en puntas. Suele estar todo estrechamente relacionado. De esta forma podrás comprar el tamaño exacto que necesitas y a un precio muy inferior. Claro que el alambre no es todo bueno para fabricar escobas. Se necesita una dureza especial que permita tensarlo suficientemente para lograr que la escoba quede atada con la garantía suficiente para que no se afloje en todo el tiempo que puede durar la palma. Ahora sí. A excepción de la paja o algún complemento de plástico para embellecer el producto, bancos de trabajo para el atado, aparato para pelar los mangos, máquina para eliminar la dureza de la palma (cepilladora), cortadora para igualar las puntas y cuerda para el empaquetado, ya lo tenemos todo. Bueno... Nos falta contratar al personal que haga los manojos de palma, que corte la parte espinosa de los mismos y los remoje y coloque en lugar adecuado para que se reblandezca la palma y se pueda trabajar.

El operario fundamental es ahora el que hace el atado definitivo. El que se encarga de convertir el mango y el manojo de palma en una escoba.
Después se pelar la caña, se cepilla el palmito y se cortan las puntas sobrantes. Ya tenemos la escoba hecha y perfectamente presentada, pero hay que buscarle comprador.
Lo ideal en estos casos es buscar un representante que esté introducido en el ramo. Que trabaje otros productos similares del campo de la limpieza en general, porque tu no puedes vender las escobas de casa en casa y una a una. Habrá que venderlas al por mayor, en la suficiente cantidad que permita su envío a otras provincias e incluso al extranjero.
El dinero no se gana cargando un margen comercial elevado encima de los costes de un producto tan insignificante como es una escoba de palma y caña...
Probablemente el margen neto será de apenas unos céntimos y es en la cantidad donde está el negocio. No sería seguramente el caso del hombre de la foto, al que no conozco (foto de internet) y que, por lo rudimentario del banco de trabajo, no parece preparado para trabajar en cantidad. En nuestro taller llegamos a las 150.000 anuales*. Para ganar dinero, hay que hacer las cosas bien. Lo primero es la calidad, lo segundo el precio y lo tercero el servicio. Los clientes lo quieren todo bueno, bonito, barato y de hoy para mañana...

RAFAEL FABREGAT
(*).- Solo de palma, porque también hacíamos de Mijo. 
Otro día os contaré...

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