28 de septiembre de 2019

2871- DONDE IREMOS A PARAR...

Me refiero a la temporada de setas 2019 y más concretamente al robellón del Maestrazgo. Aunque tarde, llovió este año en cantidad y todos nos las prometíamos felices y contentos, con una temporada corta pero plena de satisfacciones, pero ¡ay...! Las cosas del campo nunca están claras y menos aún las del cielo. Sí, llovió mucho en el Maestrazgo turol-castellonense, pero inmediatamente salió el sol y llegaron los vientos suaves, con temperaturas de 28 y hasta 30ºC. A medio eclosionar, el micelio fue secándose a la misma velocidad que los aficionados a la micología nos lanzábamos al monte buscando los primeros robellones. 
-- ¡Ya están ahí, ya están ahí...! No fue una mentira, pero sí una verdad a medias. Encontrar dos docenas de ejemplares, no es para tirar cohetes...

-- ¡La próxima semana será el clímax micológico!, pensábamos, pero no. Solo media cesta...
-- ¡Van un poco retrasados, será la siguiente...! Pero tampoco. ¡Como el novio que quiere y su novia no le deja...! 
No es a mitad de Septiembre cuando tiene que llover, para que haya setas en nuestro querido Maestrazgo, sino a principios y mediados de Agosto. En fin, fue en Septiembre. Más vale eso que nada. Ante tal eventualidad, casi desconocida en estas tierras, todos esperábamos una temporada de setas corta pero fructífera. ¿Por qué no?. Pues no amigos, no. El tiempo manda y éste quiso que, tras unas lluvias abundantes, llegase nuevamente el verano. 

Hoy, ya a pocos días del mes de Octubre, tenemos todavía temperaturas veraniegas , rozando los 30ºC y eso no es lo que las setas quieren y necesitan. Temperatura y humedad pero, un año más, ni una cosa ni la otra. Yo, para ir a buscar setas, tenía un chaquetón que se ha mojado decenas de veces con agua-nieve, mientras recogía a puñados las consabidas setas. Hace más de diez años que lo tengo colgado en una percha, en el almacén que hay en los bajos de mi casa. En manga corta vamos últimamente a buscar setas. Eso no es normal ni ha sucedido jamás, hasta ahora. El resultado es el que tenemos hoy en los montes del Maestrazgo. Apenas se desarrolla el micelio lo suficiente para tentar al aficionado, haciéndole gastar combustible en vano. 

Esta semana dos kilos, la próxima uno y medio, la siguiente tres, pero llenar la cesta a rebosar y tener que hacer viaje al coche... ¡Ha pasado a la historia!. Muchos incluso llevaban en el maletero del coche cajas para el caso de hallazgos especiales, que se producían día sí y otro también, pero ahora... Media cesta y pare usted de contar. Y claro, 250 o 300 Km. son demasiados para tan poca recompensa. Y además teniendo que pagar para poder buscarlos. Seis euros al día, que no es mucho, pero si no hay setas... Siempre esperando al año que viene, pero ese año se hace esperar demasiado. ¡Ya van diez!. Al menos, en los Pirineos y norte de Castilla-León llueve y el aficionado, aunque también paga, se divierte. Pero aquí... No sé a donde iremos a parar... Por una causa o por otra, ya nada es como antes. 

Unos le llaman "el cambio climático" y otros no le ponemos apodo alguno. Solo sabemos que el tiempo ha cambiado y siempre llueve poco, tarde y mal. La agricultura se resiente y los pozos se secan. Por algo será. Al final, plantas y gentes, tendremos que beber todos de las desaladoras y todo porque los Ministerios de Economía de todas las naciones del mundo se han puesto de acuerdo en buscar aquello tan utópico del "Estado del Bienestar". Un café para todos muy difícil de conseguir en un mundo cada vez más poblado. Claro que todos tenemos derecho, no faltaba más, pero habríamos de tener solamente los hijos que podemos alimentar. Aprovechando que para "jugar a médicos" no hace falta tenerlos... Pero, je, je. ¿Qué tiene esto que ver con las setas?. Continuará...

RAFAEL FABREGAT

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