21 de septiembre de 2019

2866- RELIGIÓN E INTELECTO.

¿Se puede ser ateo y de derechas?. Vaya preguntita, ¡pues claro!. Nada tiene que ver una cosa con la otra, pues una cosa es intelectual y la otra económica. Las religiones tienen el campo abonado en la pobreza, en la enfermedad y en la escasez de inteligencia. Cuando en un indivíduo falla alguno de estos pilares, fundamentales para una vida intelectualmente sana, la religión es el "clavo ardiendo" al que agarrarse, última soga que piensas puede impedir tu caída al abismo. Los líderes de todas las religiones, e incluso el más tonto de sus servidores, saben que ese es el punto flaco de la humanidad y para ellos fuente inagotable en la que beber hasta saciarse. Poca gente inteligente cree en las diferentes religiones y si se dejan ver en celebraciones de este tipo, es justamente porque su inteligencia les aconseja que su presencia en las mismas les puede favorecer.


Cuando se habla de "derechas o izquierdas" nadie se refiere a la religión, sino a la política y a los intereses económicos y sociales. Lo que sucede es que habiendo salido recientemente de una férrea dictadura católica de 40 años de duración hace, que los españoles, veamos una cosa totalmente ligada a la otra. Si hablamos de religión e intelecto hablamos de cosas distintas pero, especialmente en España, muy unidas entre sí. En esa dictadura franquista que todos los españoles que peinamos canas hemos conocido, para sobrevivir había que ser rico o unirse a los ricos y para ello no debías renegar de la religión. Eso no quiere decir que los ricos fueran creyentes, pero lo aparentaban. La Iglesia era el árbol frondoso al que arrimarse para buscar cobijo. Bien es verdad que no todos los ricos eran practicantes, pero todos los practicantes eran ricos o lameculos. Creyentes de conveniencia. Puros hipócritas.


Dicho todo lo anterior, por una u otra causa, religión e intelecto van unidos pero no por el sentido estricto de la palabra. Religión e intelecto se unen solamente cuando se trata de engañar a los demás. Ninguna persona de grandes conocimientos o simple inteligencia se cree las paparruchas que cuentan los acólitos de las diferentes religiones, pero esa misma inteligencia les lleva a asistir igualmente a los diferentes actos y celebraciones que se llevan a cabo en nombre de unos dioses y santos que, caso de existir, no se encuentran justamente en tales centros de pecado. Cuando por fe, o por desgracia de la que quieres huir, imploras la ayuda divina, no necesitas acudir a ningún centro religioso. Dios, si existe, también está en tu casa. Los que van a la iglesia no es para rezarle, sino para dejarse ver y hasta incluso para estrenar ese vestido nuevo, adquirido en determinada tienda de moda. 

RAFAEL FABREGAT

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