24 de enero de 2017

2328- MISIÓN DE SAN SABÁ.

San Sabá es condado y pueblo de 3.200 habitantes situado en Texas (EEUU). Recibe su nombre del río que pasa junto a la localidad, a orillas del cual sería fundada en 1757 la misión de Santa Cruz de San Sabá cuyas ruinas, totalmente desaparecidas, van unidas a la historia de este pueblo.

Era el 16 de Marzo de 1.658. Como cada mañana Miguel de Molina, franciscano de la Misión de la Santa Cruz de San Sabá, se asoma al ventanuco de su celda para atisbar como se presenta el tiempo para el nuevo día. Sin embargo un escalofrío recorre su cuerpo al ver en el horizonte algo que le hace temer lo peor. Cruza corriendo el frío pasillo de la Misión y llama a la puerta del padre Alonso Giraldo de Terreros apremiándole para que se asome al portillo desde el cual ambos comprueban las lejanas figuras que se recortan a lo lejos del clarear del alba. También Fray Giraldo se estremece con esta visión que solo presagia muerte y destrucción.
- Comanches -dice, al tiempo que corre hacia donde duermen los nativos apaches que acoge la Misión. 

Despertando a uno de ellos le apremia para que dé aviso al Presidio de San Luís de las Amarillas, tres millas río arriba, para que acudan en su ayuda.
Fray Giraldo ordena a los padres para que guarden a buen recaudo los objetos sagrados mientras él se dirige a la capilla donde oraciones y un sentimiento de culpa se mezclan en su cabeza, a partes iguales. El motivo es que es culpa suya que la Misión y el Presidio se distanciaran en tal medida. Contraviniendo las órdenes militares de que Misión y Presidio se construyeran en vecindad, para disuadir al enemigo de cualquier incursión, el padre Giraldo de Terreros juzgó perniciosa la proximidad de los soldados del Presidio a la Misión cuyo propósito era la de instruir a los indios en la fe y la cultura occidental. 

Algún caso aislado de abusos a las mujeres indias, había hecho pensar a los franciscanos la conveniencia de alejar a los soldados españoles de las indígenas y Fray Giraldo era uno de aquellos que tenían esa firme opinión. 
El coronel Diego Ortiz Parrilla, comandante en jefe del Presidio de San Luís no comparte su punto de vista, pues sabe que la región está infestada de agresivos comanches y el odio que éstos profesan a los apaches recogidos en la Misión. Una Misión solitaria era un reclamo para los depredadores de las praderas de Texas, pero en esos tiempos los religiosos tenían más peso que los militares y la Misión se construyó separada, a tres millas de distancia (unos 5 Km.) del recinto carcelario protegido por los soldados españoles. 

Presidio de San Luís, hoy de San Sabás, ya reconstruido.
Ortiz Parrilla recibe el aviso del indio y temiéndose lo peor reúne a sus fuerzas para salir de forma inmediata hacia la Misión. Más de 200 soldados galopan por las tierras texanas y mucho antes de llegar a su destino ya escuchan el griterío del ataque. De pronto el silencio. Cuando llegan a la Misión solo la muerte y el humo los reciben. Entremedio de los escombros, asoma Fray Miguel de Molina, el único que ha sobrevivido al ataque comanche.
- Todo fue muy rápido -cuenta- Dos mil comanches nos cayeron encima como una jauría enloquecida, matando e incendiándolo todo. Asesinaron a todos los indios y decapitaron a los demás padres que atendían la Misión, entre ellos al padre Giraldo. También mataron todo nuestro ganado y robaron los caballos. Solo yo pude escapar, escondido entre los escombros. ¡Ay Señor!. Si el presidio hubiera estado cerca, no se hubieran atrevido...

Ya era tarde para lamentaciones. 
España aplicó cumplido castigo y ya no volvió a caer en el error. 
En el pueblo de Menard (Texas) subsiste el Presidio de San Luís de las Amarillas, actualmente de San Sabá. que ha sido objeto de reconstrucción. 
De la Misión de la Santa Cruz de San Sabá no quedó piedra sobre piedra y hoy tan solo podemos encontrar la losa que figura en la segunda foto de esta entrada y que marca el punto exacto donde se desarrollaron los acontecimientos. Su texto, reconocimiento de aquellos mártires, queda reflejado en la fotografía adjunta.

RAFAEL FABREGAT

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