9 de enero de 2017

2316- DICTADURAS DEMOCRÁTICAS.

Está claro que el título no se sostiene por sí solo. No hay, o no debería haber, dictadura democrática ni democracia con dictadura, pero todos sabemos que las hay. En varias partes del mundo y muy especialmente en algunos países sudamericanos, donde hay Constitución y elecciones regulares, a pesar de todo es un dictador quien gobierna a su antojo. Lamentablemente no es un país, ni dos, sino algunos más. No vamos a dar nombres para no herir sensibilidades, pero aquellos ciudadanos que sufren esa situación ya se darán por aludidos, pues el problema existe y tiene un nombre: se llama 'Socialismo del siglo XXI en América Latina'. Un socialismo de ir por casa que solo sirve a las castas dictatoriales. Auténticos nfascistas que se autoproclaman socialistas. ¿Qué sabrán ellos de socialismo?. 
Aparentemente en tales países existe el Derecho Constitucional y se aplica la Ciencia Política, pero solo en beneficio del poder. Tales prácticas nunca son convenientes para el desarrollo de cualquier país y menos todavía de sus gentes. Y ahora menos que nunca, cuando los 'lobos' chinos y estadounidenses se han despertado gracias a la economía global, inventada por ellos.

Con un poder judicial y legislativo que solo sirve al presidente y a su camarilla de lameculos, no hace falta ser un lince para saber que tales procederes son cualquier cosa menos democracia. ¿Donde están la Libertad, los Derechos Democráticos y la defensa de lo social?. Efectivamente brillan por su ausencia, de la misma manera que brilla por su ausencia la libertad de expresión. El caso es que con tales prácticas dictatoriales, la alternancia en el poder se ve complicada, cuando no imposible. No hay pluralismo porque, para quienes mandan, es mala hierba que hay que cortar de raíz, pues no conviene dejarla crecer. Si bien es verdad que existen otros partidos políticos, por la cuenta que les trae conviene estar calladito, ser tuerto en país de ciegos.

No hay transparencia ni rendición de cuentas, porque no hay fiscales que fiscalicen a los que mandan y sí a los que intentan cambiar las cosas. No habiendo un sistema de control, está claro que la corrupción está instalada en el poder. Es verdad que de vez en cuando hay elecciones pero no son tan democráticas como deberían, pues muchos candidatos de la oposición son inhabilitados, al tiempo que incluso se frenan todas las consignas contrarias a la presidencia, mientras el aparato del estado trabaja gratuitamente al servicio del poder establecido. Ante tales discriminaciones es muy difícil, por no decir imposible, que la oposición tenga una oportunidad en las elecciones. En cuanto al tema económico y comercial, el mundo de hoy no hay alternativa contraria a la libertad de mercado.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario