27 de enero de 2017

2331- ¿QUIEN LO HABÍA DE DECIR?.

Sí amigos, se trata del higo. Naturalmente me refiero al fruto de la higuera, pues muchos lectores de este Blog son latinoamericanos y por esas latitudes con este nombre se refieren a otra cosa bien distinta, que todavía tiene más adeptos que el higo común. En fin salgamos de este berengenal antes de que nos metamos en terrenos pantanosos...

Los higos son sin duda uno de los frutos más exquisitos y más llenos de vitaminas y proteínas que nos regala la naturaleza, alimento que formaba parte de la dieta habitual de las culturas milenarias y que en la segunda mitad del siglo XX cayó en desuso hasta el punto de que se abandonó prácticamente su cultivo. Solo algún árbol aislado quedaba para consumo familiar, pero ya sin ningún protagonismo. Pues bien amigos, las cosas cambian y lo que antes era comida de pobres ahora es postre de ricos. Concretamente en España, hay toda una comarca cuyos pueblos viven del cultivo de este antiquísimo fruto, que en la actualidad se exporta en seco para repostería y restauración de chefs de alto standing. A 50 Km. de la ciudad de Cáceres (España) hay una serie de pueblos, el principal es Almoharín, que se dedican al cultivo de este árbol milenario.

Europa, Canadá, Estados Unidos, América Latina y África son los principales destinatarios aunque, como hemos dicho antes, ya no sirva para aplacar el hambre sino para degustar antiguos sabores, durante un tiempo abandonados por la modernidad. En este momento son más de 20 países los que compran el hijo extremeño y español para más señas, pero también México está empezando a ponerse las pilas puesto que, por su excepcional situación climática, es uno de los pocos países del mundo donde la higuera produce frutos durante todo el año. En España la cosecha se recoge durante el mes de Agosto y en ella se recogen alrededor de los 10 millones de kilos que posteriormente se seleccionan, secan y envasan, dando trabajo a la mayor parte de las familias de estos pueblos. De hecho, gracias al cultivo del higo, el pueblo de Almoharín ya es conocido a nivel mundial.

La producción de este fruto se ha modernizado de tal manera que ya no se trata solamente de exportar el higo seco, que también, sino que buena parte de la producción se vende en forma de bombones, que están llegando a Rusia, Japón y a la propia China. El éxito del higo es tan rotundo e internacional que su cultivo está extendiéndose en proporciones jamás imaginadas. ¿Quien lo había de decir?. La variedad del higo extremeño se llama "calabacita", un fruto de pequeño tamaño, piel fina y sabor exquisito. Durante la recolección, aparte de las personas que están en el campo laborando o recogiendo el fruto, trabajan en la planta de elaboración final más de 60 personas. Clasificación por tamaños, limpieza y esterilización, envasado natural o enharinado, trituración y refinado en su caso... En fin, cualquier tipo de presentación es aplicable para este tipo de fruta.  

A pesar de aumentar cada año el área de plantación, la demanda supera con mucho la oferta ya que la cosecha va muy unida a la climatología. 
Las altas temperaturas que últimamente tenemos en España favorecen su sabor, pero merman la producción. En verano el higo quiere calor pero no los vientos abrasadores que últimamente nos llegan desde el desierto africano del Sáhara. 
El líder mundial del sector es Turquía, con 8 millones de higueras y una producción 225.000 toneladas de higos secos pero, como se ha dicho antes, México tiene condiciones climatológicas excepcionales y también está empezando a expandir el cultivo de este fruto mundialmente apreciado. 
En los últimos años la demanda de higo seco y derivados del mismo, ha crecido en un 40% a nivel mundial, lo que sin duda animará a los agricultores interesados en su plantación. La ventaja principal es que se trata de un árbol cuyo cultivo no presenta prácticamente ninguna complicación fitosanitaria.

RAFAEL FABREGAT

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