22 de septiembre de 2016

2201- HISTORIA Y MODERNIDAD.

Poco sabríamos de una cosa sin la otra. Hasta hace bien poco la Historia se ha ido recomponiendo gracias a la arqueología y a la antropología, unidas en la lucha por completar el gran puzle de la humanidad. Sin embargo es relativamente nuevo el conocimiento de los genomas y su composición, siendo justamente ellos quienes están dando luz a nuestra ignorancia. 

No hay duda. El gran viaje del hombre a través de miles y miles de años, está grabado en nuestros genes y será en el estudio de éstos donde encontremos las respuestas que buscamos desde siempre. Los sabios coinciden en establecer la cuna de la humanidad en el continente africano. Por mucho que nos pese, el hombre solo es uno más de los animales que pueblan la Tierra, con la única diferencia que 'este animal' tiene capacidad de pensar y de modificar su entorno, hasta el punto de llegar a viajar por el espacio. Ha costado miles de años, pero lo ha conseguido y más cosas que le faltar por conseguir. 


Como cualquier otro animal empezó viviendo sobre los árboles o en cuevas para protegerse de las inclemencias del tiempo y defenderse de otras posibles alimañas; alimentándose de raíces y frutos silvestres, para descubrir después la caza, el fuego y las armas con las que poder aumentar esa caza y también para enfrentarse a sus enemigos. Hasta ahí todo normal y relativamente fácil de imaginar, pero pasó algo más... La raza humana es un animal en constante evolución y llegados al siglo XXI de nuestra era, ya es posible estudiar su genética y, con ella, su constante capacidad viajera. Sin embargo el hombre evoluciona, mientras otros animales simplemente sobreviven o desaparecen de la faz de la Tierra. No es fácil hablar de fechas cuando se trata de saber el momento en el que la especie humana empieza a caminar sobre el planeta. 

En las últimas décadas la moderna Paleontología y especialmente la Genética están acercando posturas sobre la evolución de nuestra especie. Actualmente se estima que la separación de la raza humana del resto de los primates viene de entre 5 y 7 millones de años, con solamente 4 desde que fuimos capaces de caminar erguidos. Los primeros fueron los Australopitecos, de 4 millones de años de antigüedad, que vivieron en las sabanas arboladas del continente africano. No faltan restos de especímenes que lo demuestran, así como de los primeros representantes de la especie 'Homo' alrededor de los 2,5 millones de años. A partir de ese momento nuestro volumen craneal no paró de crecer y con él su capacidad evolutiva. El hombre anatómicamente moderno se estima nacido hace unos 200.000 años al sur de Etiopía, en su frontera con Kenia. Al menos allí, en el Valle Bajo del Omo, se han encontrado los restos humanos más antiguos, que datan de 195.000 años atrás. 


La humanidad se dispersó por todo el planeta y ese viaje ancestral ha quedado reflejado en sus genes. La secuenciación de genomas permite a los sabios de hoy acceder a las historias vividas por la humanidad a lo largo de miles de años. La revista 'Nature' se ha hecho eco de cómo el hombre consiguió repoblar el planeta. Un estudio sobre la diversidad genética de 270 poblaciones de todo el mundo ha permitido descubrir cosas nuevas sobre el pasado de la humanidad. Diferentes oleadas que tan solo pretendían escapar de grandes sequías y su correspondiente hambruna, abandonaron África y marcharon hacia Europa y Asia. 


Casas 'elefante' del Valle de Omo.
Posteriormente y por las mismas causas, los que marcharon hacia Oriente bajarían hasta Indonesia o subirían hacia el Estrecho de Berin para pasar hasta el continente americano, que más tarde colonizarían hasta el cono sur. Solo hacía falta tiempo y ellos lo tenían a su disposición. De todas formas como todo en la vida, unos han sido capaces de ir a la luna y otros siguen viviendo en la selva o en la sabana africana, en medio de la nada y rodeados de animales salvajes que siguen cobrándose vidas como sucedía miles de años atrás. La evolución es lenta. De hecho todavía no se ha completado, ni posiblemente lo haga jamás. Por mucho que procedamos de un tronco común, la capacidad y las inquietudes son diferentes en cada indivíduo.


El actual estudio de nuestros genes está sirviendo para estudiar la evolución de la humanidad, nuestra migración a otros continentes y la mutación de los indivíduos según la zona elegida para establecerse. De la misma manera, aunque mínimo, se ha comprobado un origen común con los aborígenes australianos, lo que indica el largo periodo de tiempo que no tuvieron contacto con el resto de los que provenimos de las últimas oleadas africanas y su origen es por tanto mucho más antiguo.

RAFAEL FABREGAT

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