Todos sabemos que en España el Senado representa la inutilidad más absoluta y más aún cuando se trata del llamado Grupo Mixto, gente incapaz de tener grupo propio y que en más del 50% de los casos no son electos, sino escondite para elementos conflictivos que los partidos prefieren tener alejados. En esa mezcolanza de personajes, siempre críticos con los demás y permisivos consigo mismos, se ha integrado hoy la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá, al darse de baja en su partido. Resulta curioso que algunos de los elementos que componen este grupo variopinto se escandalicen con su presencia, cuando afines a ellos fueron quienes protagonizaron los mayores desfalcos en Caja Madrid (tarjetas black) y quienes usan y abusan en tierras andaluzas, con incumplimiento de sus obligaciones económicas con la Junta de Andalucía y el resto de España. Las manzanas caen solas, solo hay que saber esperar.
Dicen que Dios los cría y ellos se juntan. Pues bien, allí están. Es de suponer que efectivamente Rita Barberá ayudase a amigos y conocidos buscando el interés de su partido y el suyo propio. ¿Acaso los demás no hacen lo mismo?. El que esté libre de culpa que tire la primera piedra... Si así fuera todos estaríamos más calladitos, pero somos olvidadizos, para lo que nos interesa y dictadores para con los demás. Es normal que así sea. Lo ya no tan normal es que algunos se crean inmaculados, cuando las tinieblas abundan a su alrededor. Son malos tiempos. La gente sin tacha escasea y más aún cuando se trata de políticos. La tal Barberá no necesita que nadie la defienda, pero tampoco hay motivos para ensañarse con ella, teniendo todos tanto que limpiar dentro de sus propios partidos. Cuestiones de miopía magna, también llamada progresiva o degenerativa.
Acabaron las risas para ella pero, quien hasta ahora era la representante valenciana de la eterna sonrisa, se verá beneficiada gracias a sus enemigos con un aumento de sueldo de 700 euros al mes, al entrar en el Grupo Mixto. Y eso que le han negado la portavocía rotatoria. Está claro que algunos miembros del Grupo Mixto no la ven con agrado, siendo como son enemigos acérrimos de su figura y del partido del que proviene, pero tampoco ella les querrá mucho más. Ya que los políticos solo ven en esta profesión su propio beneficio, a esperar pues que llegue fin de mes y les paguen la nómina... ¡Y los gastos, claro y los gastos!. Y si Barberá está en el sillón de al lado, no pasa nada. Tiene narices sí, pero, la única diferencia es que unos han mandado y otros quieren mandar. Peor sería que allí hubiera azadas en lugar de sillones y se hubiera de cavar para ganarse el sustento.
- ¡Hostia, eso si que no! -dirían los gallos del gallinero.
RAFAEL FABREGAT
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