11 de octubre de 2017

2511- EL PINOCHO CATALÁN.

Puigdemont miente más que habla, pero no solamente a los enemigos, sino también a quienes le apoyan. Ayer, tras su discurso justificando sus actos contra la supuesta desidia del Reino de España, porque Monarquía Parlamentaria es al fin y al cabo nuestro país, su declaración unilateral de independencia (DUI) fue tan sutilmente disfrazada que ni siquiera sus parlamentarios la vitorearon y lo mismo sucedió en la calle, con los catalanes independentistas convocados frente al Parlamento Catalán. Tampoco los miembros de la oposición se enteraron muy bien de lo que había pasado. Como todos sabemos la sesión se retrasó más de una hora sobre el horario previsto y nadie sabía por qué. Sin embargo pronto se supo. El presidente de la Generalidad de Cataluña no pudo hablar hasta hora y media más tarde de lo previsto inicialmente porque los parlamentarios de la CUP, conocedores de lo que iba a suceder, ni siquiera querían ocupar sus asientos en el parlamento. 

De hecho todos los miembros de la Mesa, con su presidenta al frente, abandonaron la sala para convencer a los miembros de la CUP de que se presentaran en el pleno puesto que la declaración de Independencia se llevaría a cabo. Cuando llegó el momento Puigdemont, conocedor de que si hacía una declaración clara y explícita dormiría rápidamente en la cárcel, dijo... 
"Como presidente de la Generalitat asumo, al presentar los resultados del Referéndum ante el Parlamento y nuestros conciudadanos, el mandato de que el pueblo de Cataluña se convierta en un Estado Independiente en forma de República. Es lo que hoy corresponde hacer..."
Sin embargo, para evitar la intervención inmediata y una posible detención, siguió con estas palabras... 
"Con la misma solemnidad, el Gobierno y yo mismo proponemos que el Palamento suspenda los efectos de la Declaración de Independencia para que en las próximas semanas podamos emprender un diálogo con el Estado que permita llegar a una solución acordada..."

La alegría inicial de los consejeros de JpelSI, ERC y la CUP, junto con todos los independentistas convocados en la calle frente al Parlamento de Cataluña, no podían dar crédito a los que estaban escuchando. Tampoco los parlamentarios de la oposición. ¿Qué había dicho el presidente Puigdemont?. ¿Había declarado la independencia?. ¿No la había declarado, o la había declarado y después la había anulado?. La duda no solo volaba sobre las cabezas de sus aliados, sino también sobre las de la oposición, sobre simpatizantes o detractores del independentismo y sobre todos los españoles. Europa y el mundo entero también había estado siguiendo las declaraciones de Puigdemont y no sabían exactamente cual era el contenido de sus declaraciones. 

Sin embargo el Pinocho Catalán, no el del bar del mercado de la Boquería, guardaba un as en la manga que era el que permitió que los miembros de la CUP hicieran acto de presencia unos minutos antes en la sala del Parlamento... Y es que a la salida quedaba un acto más. El último y el más importante de la noche... El que ratificaba lo dicho.
EN MEDIO DE LA SALA, HABILITADA INCLUSO CON ASIENTOS PARA MEJOR ESPERAR EL TURNO DE CADA CUAL, UNA MESA Y DOS DOCUMENTOS ESPERABAN A LOS PARLAMENTARIOS FAVORABLES A LA INDEPENDENCIA... EL PRIMERO DE ELLOS ERA EL QUE DABA FE DE QUE LA DECLARACIÓN UNILATERAL DE INDEPENDENCIA HABÍA SIDO FORMULADA Y QUE TODOS ELLOS FIRMARON EN CONFORMIDAD. EL SEGUNDO, ERA EL DE LA SUSPENSIÓN TEMPORAL DE DICHA INDEPENDENCIA QUE, COMO ERA DE SUPONER, LOS DE LA CUP NO FIRMARON.

Era una fórmula para evitar la aplicación inmediata del Art. 155 de la Constitución Española por el cual quedaría suspendida la Comunidad Autónoma Catalana y el castigo de los golpistas que han llevado a esta región hasta el conflicto actual. Sin embargo todos sabemos que la realidad era más grave. No suspendían y aplazaban para pactar o acordar absolutamente nada con España, sino porque... EL GOBIERNO DE LA GENERALITAT NO ESTÁ PREPARADO PARA APLICAR LA ANUNCIADA INDEPENDENCIA. 
El disgusto de los votantes independentistas adquirió su más álgido momento, frente a las grandes pantallas que el Pinocho catalán había mandado instalar en la Avda. Lluis Companys, cuando dijo que esa hipotética y Unilateral Independencia quedaba en suspenso. 
Hoy son muchos los mecanismos que el Gobierno de España y la oposición han puesto en marcha (ya era hora) para hacer frente a esta burlesca situación.
Y es que llover, nunca llueve a gusto de todos...

RAFAEL FABREGAT


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