Lejos de preocuparnos por los acontecimientos, en lugar de meditar sobre lo que está sucediendo, la gente abarrota las playas disfrutando, a mediados de Octubre, de unas temperaturas más propias de pleno verano. Hasta ahí llega nuestra insensatez, nuestra irresponsabilidad. Olvidamos o pretendemos olvidar que el campo está seco, que en nuestros montes no han salido las setas, que en nuestros picos más altos no hay nieve, que en nuestros embalses no hay agua, que nuestros bosques arden ante imparables incendios... Y nosotros, cual Sodoma y Gomorra, con el bañador puesto y en la playa, con un mar a 24ºC y los chiringuitos a tope, tomando helados y zampándonos paellas y mariscadas bien acompañadas de vino blanco en champañera repleta de cubitos de hielo.
Desde que amigos y familiares me llevaron con 14 años a buscar setas, he visto pasar de todo... Años mejores, peores y medianos, pero jamás he visto sequía tan grande y calor tan exagerado y persistente como el de este año. Con estos cambios climáticos no será de extrañar que la temporada de setas, que aquí comienza a finales de Agosto, desaparezca o comience en Noviembre... No sé qué pensar, pero está claro que esto se nos va de las manos y que más pronto que tarde nuestra salud se verá afectada por estos cambios. Imagino que el mundo y el clima han estado siempre en cambio constante pero, hasta ahora, estos cambios eran tan lentos e imperceptibles que los humanos apenas los notábamos. Ahora sí se notan y más de cuatro los vivimos con preocupación...
RAFAEL FABREGAT
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