Acobardados por la que se les viene encima, el cardenal (Oriol Junqueras) busca el consejo y protección de obispos y sacerdotes, mientras el golpista (Carles Puigdemond) solicita la mediación de la extrema izquierda (Pablo Iglesias, Baltasar Garzón y Bildu). Cada oveja con su pareja. El tono sacerdotal con el que habla Junqueras no convence ni a los suyos, pero lo de Puigdemond es ya la guinda del pastel. ¿Quien puede confiar en semejante esperpento?. Si no fuera por el desastre económico que entre unos y otros están generando, prodríamos calificarlo de sainete, pero las empresas escapan de Cataluña y con ellas desaparecen el trabajo y el dinero que estábamos recuperando tras la crisis. Una auténtica locura que muy pronto hará meditar a más de cuatro, pero entonces será tarde.
El IBEX-35, termómetro de la economía española, ha pasado de los más de 11.160 puntos a los 9.934... Hay que ver lo que provoca la exaltación de las masas. Hasta los propios golpistas quedaron sorprendidos. Muchos trabajadores, que tienen contratados Planes de Pensiones o de Ahorro, porque no confían en recibir una pensión adecuada en el momento de su jubilación, ven como todo su dinero se pierde ante el descalabro bursátil y sin embargo salieron a la calle a participar de las algaradas. Es la debilidad humana frente al alboroto general. Quienes han asistido a un combate de boxeo lo saben bien. Gente pacífica, incapaz de matar una mosca, no puede evitar la exaltación del combate y acaban gritando... ¡Mátalo, mátalo!. En Cataluña ha pasado lo mismo...
Ahora, ya con los calzoncillos sucios, más de cuatro golpistas empiezan a darse cuenta de las posibles consecuencias de sus actos y claman ayuda. Mientras Oriol Junqueras se seca las lágrimas y suena sus mocos en la sotana de curas y obispos, Puigdemont critica el discurso del rey, porque no les tendió la mano. Pero... ¿Desde cuando es importante para ellos la opinión del rey?. ¿No se han declarado republicanos y por lo tanto enemigos de la monarquía?. ¿Qué pasa?. Capacitados para encender a las masas, ahora no saben cómo apagar la hoguera de la sinrazón. En medio de la tempestad no saben hacia donde encaminar la nave de la discordia. La solución no es sencilla, pero es factible... Suspensión de empleo y sueldo para los jefes del gobierno catalán, Generalitat y Mossos.
Alfonso Guerra, el "guerrillero" más radical del Partido Socialista Obrero Español, ha calificado lo ocurrido en Cataluña como un Golpe de Estado en toda regla. A esa gentuza hay que echarla a los leones. Que se aplique el Art. 155 de la Constitución Española, anulando la autonomía catalana e inhabilitando a sus gobernantes y jefes de la policía autonómica. Una vez todo limpio de maleantes, elecciones autonómicas sin apoyo económico a los partidos que se presenten. Que todo ese dinero se gaste en publicidad encaminada a conseguir que vote la totalidad de la población catalana. Esa gente que se acomoda en el sillón y pasa de acudir a las urnas, tiene que darse cuenta del peligro que eso representa. Hoy más que nunca es obligado defender nuestras ideas. Se trata, ni más ni menos, de... ¡Comer o ser comidos!.
RAFAEL FABREGAT
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