- ¿Qué está diciendo ese elemento? -pensará alguno de ustedes.
Pues bien, el fenómeno está en el Parque Natural de Fish Lake, en el estado de Utah (EE.UU.) y a disposición de todos aquellos que quieran visitarlo. Sin embargo, hay que aclarar que se trata de un bosque de 47.000 álamos que sin embargo tiene una sola raíz de la que, desde hace 80.000 años, van brotando nuevos tallos, a medida que los viejos se mueren.
Sí, sí, ya sabemos que la historia parece un poco surrealista, pero investigadores de la Universidad de Utah aseguran que toda esta alameda forma parte de una misma raíz que desde hace aporoximadamente 80 milenios va clonando una y otra vez a la primera planta que surgió en este lugar, mucho antes incluso de que el Homo Sapiens colonizara Europa. Aunque durante las glaciaciones pudieran haber aparentado desaparecer, permaneció aletargado y pasadas éstas volvió a rebrotar extendiendo su perímetro hasta lo que ocupa actualmente. Se trata de la especie "Populus Tremoloides" (Álamo temblón) que, también según estos mismos investigadores, está ahora amenazado de muerte. ¿Habrá nueva resurrección, como tantas veces la hubo?. Pues quizás sí. ¿Quien sabe?.
Naturalmente las autoridades pueden retirar los permisos ganaderos pero, ¿Quien para a los ciervos?. La caza, claro está, pero los animalistas también pondrán el grito en el cielo. En fin... Está claro que el ser humano ha llegado a un punto en el que, para bien o para mal, puede incluso superar a la propia naturaleza. De hecho ya hay algunas zonas de este bosque que están deforestadas por culpa del desarrollo humano. Los 80.000 años de Pando, durante los que ha sobrevivido a mil y una vicisitudes, pueden verse ahora destruidos por la mano del hombre. En 2014 el gobierno protegió con vallas una parte de este bosque, pero con una altura insuficiente y no en todo su perímetro.
El resultado es que el Ciervo Mulo salta la valla e incluso ha roto algunos de sus puntos más débiles. Por unas causas u otras Pando está agonizando. Los científicos son sin embargo optimistas, sabiendo que esta triste situación es fácilmente reversible, siempre que las autoridades pongan su granito de arena. Todo tan fácil como impedir el pastoreo dentro de este bosque, regular la caza de ciervos que pasten por los alrededores y construir una valla en condiciones que impida el paso de animales salvajes a su interior. No, no es imposible, ya que son miles los visitantes que acuden a este lugar y la construcción de centros de interpretación que conciencien sobre su importancia ayudaría, incluso económicamente, a preservarlo para las generaciones futuras. A pesar de la alarmante situación Pando todavía no tiene la batalla perdida.
RAFAEL FABREGAT
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