11 de octubre de 2018

2672- PEDIR Y COMER.

Nada que ver, una cosa con la otra. En los restaurantes de Madrid y en los de toda España. Más frustrante todavía cuando un comensal pretende comer el mejor marisco en un puerto del mar Cantábrico o el mejor chuletón en los montes de Castilla-León. Naturalmente puedes tener suerte y ser que sí, pero también puede ser que no. En toda mi larga vida he sufrido dos intoxicaciones al comer marisco de calidad supuestamente correcta, por no decir especial, y las dos veces ha sido en Galicia. ¿Es eso normal?. Pues no lo sé, pero así ha sido. Lo que sí puedo decir es que, en la mayor parte de los restaurantes de mi tierra, las mariscadas se hacen con producto congelado, de sabor menos interesante, pero al menos nunca me han sentado mal. Que ya es decir mucho. En cuanto a la carne de vacuno... ¡mucha tontería me parece que hay en esto de la "larga maduración"!.

Últimamente se ha realizado un estudio severo sobre lo que ocurre en Madrid, capital de España y lugar donde (supuestamente) se come el mejor pescado y marisco del país. No es de extrañar si tenemos en cuenta que allí viven, o por allí pasan algunas de las principales fortunas españolas. Para ello los investigadores han estado comiendo en 53 locales de primer nivel y de diferentes distritos de la capital. En todos estos locales y cuando los camareros no prestaban atención, tomaban una pequeña muestra del plato y la metían en un pequeño cilindro de plástico para su estudio posterior. Pues bien. El resultado fue el siguiente: el 36% de los pescados pedidos no era el que les sirvieron. En un importante restaurante del Centro, pidieron Mero y les sirvieron Perca del Nilo, procedente de Etiopía... ¡Para mear y no echar gota!.

En otros mesones de los barrios de Chamartín y Salamanca, la carta ofrecía cazón y rodaballo, respectivamente, y les sirvieron Listado y Platija de Arena. Se ignora lógicamente si se trata de un fraude por cuestiones económicas, o si el pescado se adquiere mal etiquetado. Cada cual que piense lo que crea más conveniente. La cuestión es que, incluso en los restaurantes con cierto prestigio, una cosa es el pedir y otra bien diferente es el comer. Justamente por la misma razón, pueden incluso servirte un pescado de calidad superior (porque se les está pasando) a fin de no tener que tirarlo a la basura. ¡Esto señores no es de recibo!. Por lo menos en tu casa, si compras sardina comes sardina y ahorras un montón de dinero. Es lo que pasa. De vez en cuando quieres hacer un extra, gastas un dineral y no sabes lo que comes.

Investigadas ciertas pescaderías se ha constatado que, efectivamente, se vende pescado mal etiquetado, dando una especie por otra y haciendo que se puedan vender especies en peligro de extinción y por tanto de pesca prohibida. Eso sin contar el posible peligro para el consumidor, al comer pescados a los que puedas tener alergia, por sí mismos o por el tipo de parásitos que pueda llevar esa especie. La cuestión es que las tres cuartas partes de la ciudad de Madrid, sin distinción de categoría social, vende un 37% del pescado mal etiquetado. Esto no ocurre solamente en España sino que, en un estudio sobre 180 hoteles de 23 países diferentes, el 31% servía pescados con nombre equivocado. Más sucede en España donde este porcentaje aumenta hasta el 50%.

RAFAEL FABREGAT

P.D.- Leído en El País. (11-10-18) Manuel Ansede.

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