3 de octubre de 2018

2665- LA CULTURA DEL SEPULCRO.

Estas gentes, últimas culturas de la Edad del Bronce, estuvieron en activo desde los siglos XXXVI al XXIII a.C. Aunque ya practicaban la agricultura y establecían castros en la proximidad de los ríos, eran fundamentalmente nómadas. De acuerdo con las últimas hipótesis de los investigadores, Los Yamnata bien pudieran ser origen del idioma protoindoeuropeo. Son característicos de esta cultura las inhumaciones en túmulos y en sepulcros de hoyo y cuerpo en posición decúbito supino, siempre cubiertos con una primera capa de arcilla mezclada con óxido de hierro, posiblemente como fórmula para preservar el mayor tiempo posible el cuerpo del difunto. Eran tumbas individuales o dobles, con ajuar y cubiertas de losas. Estas gentes practicaban sacrificios humanos.

Provenientes de las estepas del Ponto, a orillas del mar Caspio, los Yamnata se extendieron hacia occidente y llegaron a la Península Ibérica hace unos 4.500 años. Su rápida expansión por toda Europa se produjo gracias al invento de la rueda y la domesticación de los caballos. También trajeron consigo el perfeccionamiento de la cerámica y la metalurgia del cobre, dominando rápidamente a los antiguos habitantes locales, Iberos cazadores-recolectores, instalados en esta parte del mundo muchos milenios atrás. Los Yamnata no querían dejar el resultado de sus conquistas al azar, exterminando rápidamente a la mayoría de los hombres de las tierras conquistadas. En la Península Ibérica la masacre fue de tales proporciones que la línea genética masculina desapareció por completo.

Estudios genéticos confirman la masacre de los Iberos.
Por causas que se ignoran, la presión fue mayor en estas tierras que en otras partes de Europa. Los lugareños fueron eliminados y los conquistadores usaron y abusaron de las mujeres locales, dejándolas embarazadas y haciendo que las antiguas costumbres fueran borradas rápidamente. Se estima pues que la población resultante tuvo en pocas décadas un 40% de ascendencia Yamnata y un 60% de ascendencia Ibera, sustituyéndose los genes de los nativos peninsulares por los caucásicos. El choque de ambas culturas fue determinante para el nacimiento de la nueva raza que habitaría la futura Iberia ya que no solo se exterminó a los Ibéricos varones, sino que se esclavizó a las mujeres, destinándolas para todo tipo de trabajos y muy especialmente para el goce de los combatientes y para procrear. 

RAFAEL FABREGAT

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