Mala cosa cuando solo se vive de recuerdos, pues suele indicar que ya te queda poco o nada por hacer. ¿Donde quedaron los primeros amores y sueños juveniles?. Desgraciadamente, para la mayoría de los mortales, la vida es otra cosa bien diferente a lo que uno sueña con 14 o 16 años... Y lo malo es el pasado vuelve, embutido dentro de la imagen de personajes que afectaron negativamente a tu vida, atrapados en medio de rencores y miserias. Afortunadamente, menos mal, la memoria es selectiva y muchas cosas quedaron borradas para siempre. La felicidad podría llegar a ser posible si pudiera eliminarse algún recuerdo a voluntad, como se elimina parte de un texto en el ordenador, para rehacerlo si hay faltas o no te ha quedado bien.
Eliminando las cosas negativas que te han sucedido y pudiendo darle relevancia a aquellas que te aportaron momentos felices, todo sería mejor. ¡Ay, la vida...! Porque, claro, yo soy de los de antes. Nacido en 1949. Las familias pobres, en posguerra y tras una férrea dictadura tuvimos una infancia dura y una juventud mucho peor. Tiranos y lameculos camparon a sus anchas cambiando lo blanco por negro, lo limpio por sucio. Y lo que es peor... los que formaban parte de la negrura y la suciedad no apoyaban a sus congéneres, como hubiera sido lo lógico sino que, buscando limpiarse la suciedad propia, se convertían en rastreros serviles de quienes tenían la palabra y el poder en sus manos, es decir: en lameculos. Con tales recuerdos ¿que deseo puede haber en recordar?.
Ya lo sé. Nadie quiere perder la memoria, tampoco yo, pero no estaría mal que algunas cosas se olvidasen por completo. Todos, o casi todos, tenemos episodios de nuestra vida que mejor sería no recordar. Y algunas noches se hacen largas, largas...
El caso, vaya mierda, es que yo quería hablar de los espectáculos de antes pero, ya con este preámbulo, ¿cómo voy a salvar los muebles?. A ver si es posible, ¡al menos una pincelada...!
Hace 50 años los conciertos de las 'estrellas' del momento eran otra cosa muy diferente.
Los cantantes no hacían conciertos individuales como ahora, sino que iban arropados, casi camuflados, entre otro tipo de artistas del espectáculo como pudieran ser magos, malabaristas, cuerpo de bailarinas con supervedettes y maestros del humor.
Sobre todo mucho humor y mucho 'muslamen'. Y después, ¡la estrella de la canción!.
Es curioso que en tiempos de censura férrea, sea por dictadores o por la propia Iglesia, cobran importancia cosas en las que nadie se fija en tiempos de libertad.
En aquellos tiempos una mujer en biquini era noticia y hasta incluso podía ser obligada a cubrirse o a marchar de la playa, e incluso a ser detenida, mientras ahora van en tanga y topleess y nadie les dice ni 'mu'. Mejor ahora, ¡donde vas a parar!.
- Entonces... si las cosas son como son y fueron como fueron, ¿qué interés hay en recordar?.
Pues ninguno. Todos nos quejamos, ya lo sé, pero vale más un día de luz que diez años de oscuridad. Las cosas jamás serán perfectas, eso está claro. Hay demasiados sinvergüenzas sueltos. Y además siempre suelen ser de los que mandan pero, aún así, la vida es bella. ¡Aunque solo sea en sueños!.
RAFAEL FABREGAT
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