1 de noviembre de 2016

2238- DÍA DE TODOS LOS SANTOS.

Hoy es fiesta grande en todo el territorio español. Otras, aparentemente más especiales, como el día del Corpus Christi y el día de la Ascensión cambiaron de fecha como se cambia de camisa, pero no sucedió lo mismo con el Día de Todos los Santos, fiesta inamovible que se celebra el día 1º de Noviembre de cada año. 
El motivo es bien claro. Uno podrá comulgar más o menos con las cosas de la Iglesia pero históricamente hoy toca recordar a nuestros muertos. Familiares que nos precedieron en este duro tránsito de la vida a la muerte; ese estado que las diferentes religiones nos cuentan que es tránsito a una vida mejor y eterna, siempre que seamos merecedores de ella.

La fiesta fue creada en el siglo IX por el Papa Gregorio IV como una forma de extender la santidad hacia todos aquellos que, aún no habiendo sido canonizados por la Iglesia Católica, habían vivido en santidad y también a quienes, habiendo superado el Purgatorio, quedaban libres de pecado y eran merecedores por tanto de vivir en presencia del Señor. 
El nombre lo dice bien claro: "Todos los Santos" y no solo aquellos que fueron reconocidos y canonizados. 
La tradición más destacable de esta festividad es visitar las tumbas de nuestros seres queridos. 
No se trata tan solo de limpiar su lápida o tumba, última morada terrenal y adornarlas con unas flores, sino de mostrar que todavía les recordamos.

Mucho me temo que esta costumbre ancestral dejará de estar en vigor en breve plazo, pues los anglicismos se abren paso en todos los campos y también en éste. Celebrar el "Halloween", una asquerosa fiesta de disfraces a lo bestia, es para los jóvenes de hoy una mejor manera de celebrar esta fecha de recuerdo y amor a los familiares difuntos que dejaron este mundo de muchas penas y pocas alegrías. Pues nada, si es eso lo que quieren, que sea pues. Yo ¿qué quieren que les diga?. Como tantos otros sigo la enseñanza de quienes me precedieron, justamente de esos que ahora nos miran desde sus tumbas y limpio esa lápida, polvorienta tras un año de soledad, y deposito unas flores. Una vez al año, no hace daño...

Es lo que me enseñaron y lo hago con gusto. Como todo el mundo, tengo allí abuelos, padres, tíos y hasta incluso amigos que no tuvieron suerte y murieron siendo muy jóvenes. Para todos ellos una visita y un recuerdo del tiempo compartido en este mundo. Para mi no es una obligación, sino una costumbre ciertamente agradable. A ellos les debemos buena parte de lo que somos. Nada me dice lo de "haloween", fiesta angloamericana que convierte los sentimientos en dinero para unos pocos y escarnio a la vida de todos los demás. Lo siento, no le veo la gracia. Sin duda es culpa mía, pues a la vista está que es lo que triunfa a día de hoy. No me hagan caso. Siempre fui un sentimental y ahora, con los años...

De todas formas tampoco se queda corto el negocio que tienen montado más de cuatro con esto de las flores, naturales para el día de hoy y artificiales para el resto del año... 
Dos docenas de claveles o crisantemos 50 euros y te lo dicen como si te estuvieran haciendo un regalo. Todo es poco para quienes nos dieron la vida, pero... Y he nombrado justamente a la más modesta de las flores, ya no digamos si se trata de rosas o de cualquiera de las flores exóticas, que actualmente viajan por el mundo más que un representante de comercio. ¿Y que me dicen de los dulces?. ¿Por qué han de comerse dulces a mogollón en esta fecha?. ¿Acaso el resto del año no son igualmente apetecibles?. Será por el frío...

RAFAEL FABREGAT

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